DOS VIDAS
Y el poeta esparció
un puñado de semillas azules
nacidas de su creatividad,
de su amor por el lenguaje
y a su paso las palabras
fueron floreciendo
sobre la tierra roja.
Leyendo entre las hojas
de los árboles algún que otro poema
al compás del viento.
La vida siempre
se abre en abanico
para aquel que quiere
darse un poco de aire.
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