TUNEANDO AL PIRATA COJO
DE JOAQUÍN SABINA
(Léase recordando la encantadora música)
No soy una chica con la lágrima fácil,
de esas que se quejan solo por vicio.
La vida no se deja ni coger de la mano
y me escupe: —Tú no sabes mi oficio.
Aunque sale caro hasta soñar
y disfruto con mi en-carnación,
con un poco de imaginación
partiré de viaje enseguida
a vivir otras vidas,
a probarme otros nombres,
a colarme en el traje y la piel
de las mujeres
que tal vez seré.
Ser Michelle en Chicago,
Pasionaria en las minas,
Camille en Montparnasse;
guerrillera en Colombia,
ménade por las noches,
Juana de Arco en Orleáns.
Reportera en Sodoma,
amazona en Turquía,
en Siberia ser tren;
¿chica Bond? Ni lo sueñes;
trapecista en el bosque,
Eleanora en Napolés.
Colette en Montecarlo,
un buen vino en tu boca,
Sontag en Nueva York;
la poeta del barrio
aunque sé que no toca,
hereje en religión.
Levitando, Teresa,
doña Pepa por Cádiz,
Marianne en París;
Mariana en Granada,
bodeguera en Burdeos,
prima de Thelma y Louise.
Nadadora en Australia,
insumisa en la tierra,
Liza en su cabaret;
escritora en tu espalda,
con Rosini soprano,
la que quemó el burdel.
La Zambrano en La Habana,
Isadora en Atenas,
y Zinda en Angolá;
nómada por tu cama,
directora en Viena,
por Oriente, Calaf.
Libertad en Manhattan,
Ágata detective,
Vanessa en Camelot;
guionista de tus sueños,
Nausica fugitiva,
sirena en tu colchón.
Alpinista en el Tibet,
Lisístrata en la guerra,
Murasaki en Japón;
ser un río en la India,
Aphra Benn por los mares,
y Frida en Mexicó.
Pero si me dan a elegir
entre todas las vidas, yo escojo
la vida de gaviera que trepa por el palo,
con ojos abiertos, telescopio en la mano,
curtida en el mar, capitana
de un barco que tuviera por bandera
un par de alas y una estrella nueva.
De Gavieras
JOAQUÍN SABINA La del pirata cojo
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