HOJAS DE FUEGO
Las hojas del fuego
con su rojizo espejeo de tigres, de interno,
confuso viento
crepuscular, permanecieron quietas.
Un instante fueron veteados pétalos,
luego un amplio respiro
y su planicie abierta. Por un instante
que corría entre malezas como un arroyo,
que se vertía, con espesuras límpidas de silencio
y ardiente rastro
en el furtivo esplendor
del mar.
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