Only until this cigarette is ended
de Edna St. Vincent Millay
Only until this cigarette is ended,
A little moment at the end of all,
While on the floor the quiet ashes fall,
And in the firelight to a lance extended,
Bizarrely with the jazzing music blended, 5
The broken shadow dances on the wall,
I will permit my memory to recall
The vision of you, by all my dreams attended.
And then adieu,–farewell!–the dream is done.
Yours is a face of which I can forget 10
The colour and the features, every one,
The words not ever, and the smiles not yet;
But in your day this moment is the sun
Upon a hill, after the sun has set .
A little moment at the end of all,
While on the floor the quiet ashes fall,
And in the firelight to a lance extended,
Bizarrely with the jazzing music blended, 5
The broken shadow dances on the wall,
I will permit my memory to recall
The vision of you, by all my dreams attended.
And then adieu,–farewell!–the dream is done.
Yours is a face of which I can forget 10
The colour and the features, every one,
The words not ever, and the smiles not yet;
But in your day this moment is the sun
Upon a hill, after the sun has set .
Sólo hasta que culmine mi cigarro que avanza,
un efímero instante al fin de los demás,
mientras al piso caen las cenizas en paz
y al fuego del hogar, extendida cual lanza,
en la pared la rota sombra inicia una danza
mezclada extrañamente con la música jazz,
dejaré a mi memoria rescatar la fugaz
visión de ti atendida por toda mi añoranza.
Y luego adiós —¡adiós!—, pues está muerto el sueño.
Yo puedo finalmente olvidar de tu faz
los rasgos y el color, cada leve diseño;
las sonrisas aún no; las palabras jamás;
pero en tu día este instante es el sol, sol pequeño
que ya sobre una loma se ha puesto y quedó atrás.
un efímero instante al fin de los demás,
mientras al piso caen las cenizas en paz
y al fuego del hogar, extendida cual lanza,
en la pared la rota sombra inicia una danza
mezclada extrañamente con la música jazz,
dejaré a mi memoria rescatar la fugaz
visión de ti atendida por toda mi añoranza.
Y luego adiós —¡adiós!—, pues está muerto el sueño.
Yo puedo finalmente olvidar de tu faz
los rasgos y el color, cada leve diseño;
las sonrisas aún no; las palabras jamás;
pero en tu día este instante es el sol, sol pequeño
que ya sobre una loma se ha puesto y quedó atrás.
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