lunes, 15 de julio de 2024

Carmen Martín Gaite

FARMACIA DE GUARDIA 

No es Valium ni Orfidal, 
no me ha entendido. 
Se trata de la fe. Sí: de la fe. 
Comprendo que es muy tarde 
y no son horas 
de andar telefoneando a una farmacia 
con tales quintaesencias. 
Lo que yo necesito 
para entrar confiada en el vientre del sueño 
es algún específico protector de la fe.
  
¿Qué le ponga un ejemplo más concreto? 
Pues no sé… Necesito 
creerme que este saco 
cerrado por la boca 
y en cuya superficie 
se aprecia la joroba 
de envoltorios estáticos 
puede volver a abrirse alguna vez, 
a provocar deseos y sorpresas 
bajo la luz del sol y de la luna, 
bajo el fervor clemente 
de los dioses del mar. 
¡Oh, volver a sentir lo que era eso!
  
Y ni siquiera necesito tanto 
—ya es menos lo que pido—; 
simplemente creerme 
que un día lo sentí 
intempestivamente 
cuando más descuidada andaba de esperarlo, 
y supe con certeza 
que sí, que se podía, 
que un corazón doméstico 
cuando al fin se desboca 
es porque está latiendo sin saberlo 
desde otro muy cercano.

Ya. Que no tienen nada. 
Pues perdone. 
Comprendo que es muy tarde 
para hacerle perder a usted el tiempo 
con tales quintaesencias. 
Ya me lo figuraba. 
Buenas noches.



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