Los perros en la noche de agosto
Ladran los perros en la noche de agosto
y los árboles están quietos, ni una hoja se mueve.
Ladran los perros y un perdido pasado también ladra
o maldice o reclama la visión del amanecer.
Es el verano, agosto ardiente, el hielo derritiéndose en el vaso,
polvo y moscas, frenazos, sirenas de ambulancias.
Los perros ladran, tal vez pregunten
el porqué de esta noche, de esta historia,
ignoran que el tiempo repite
sus inútiles lamentos, que el silencio
adivina otro silencio, otra sombra, la sombra.
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