la languidez aumenta y no quiere embragarse.
La brisa de la tarde
esparce el replicar de las campanas.
Al igual que el aroma del incienso,
su sueño se evapora
y resbala lar horquilla dorada de su pelo,
Se incorpora confusa,
y pierde su mirada
en la flor encendida una candela roja.
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