INVENTARIO
la mañana
para reconocernos sin sorpresas,
la siesta los domingos
en ciudades dormidas,
la enfermedad de siempre, almacenada,
por si no hay otra excusa,
un amuleto chino
regalo de un amigo para los días grises,
una caja de trastos,
alguna carta comprometedora,
un cansancio, ya viejo,
que nos visita al alba cada lunes,
un traje de ocasión en naftalina,
la ventana, la espera,
un cepillo de dientes,
un pañuelo olvidado por el último amante,
el insomnio del viernes,
un reloj, una cita
para cumplir mañana
y algunas otras cosas sin mayor importancia.
Lo demás se desea.
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