Estampa de Navidad
La noche. Cuánta luz.
Y todos vamos,
cargados de juguetes o de joyas,
cruzando una ciudad multicolor y helada
cubierta con racimos de bombillas
azules, verdes, rojas,
que dibujan
la serpiente eléctrica de las lentejuelas de oro frío
en la tirantez aterida del aire.
En los escaparates brilla
la sombra luminosa de otros escaparates
y la desordenada sombra de un mendigo,
y los niños mantienen los ojos muy abiertos.
(El tren y las espadas. Las estrellas.
La nave intergaláctica y la luna.
La muñeca habladora
y esa nieve
que cae sin cesar
sobre la tumba inmortal de nuestra infancia.)
Cuánta luz,
desgranada como un confeti
sobre estas alegres calles
por las que todos vamos como brujos felices,
cargados de mortalidad y de regalos.
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