LA CASA
Dejemos que la hierba crezca por los caminos
y borre el paso del viandante cansado.
Todo lo que es bello incita a la belleza.
No duele el olvido, que en cada gesto hay toda
la inmensidad del querer y del deseo
de hacerlo perdurable.
De nosotros depende que el paso del tiempo
no estropee las señales que hay escritas en las piedras
y que el huésped que los años anuncian no encuentre
la casa abandonada, y oscura, y triste.
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