Violencia es obligar a tu hija a hacerle la cama a su hermano solo porque ella es una chica.
Violencia es pensar que hay un color para ellas y unos juguetes para ellas y una forma de ser para ellas.
Violencia es juzgar a las mujeres cuando son ellas las víctimas de agresiones sexuales.
Violencia es un juez preguntando si cerró bien las piernas o un abogado hablando de jolgorio.
Violencia es tratar con condescendencia a las mujeres, como niñas sin voluntad, interrumpiendo o apropiándose de sus discursos y explicándoles cosas como si fueran más estúpidas solo por ser mujeres.
Violencia es que no te den trabajo por querer tener hijos o quedarte embarazada.
Violencia es que tengas que asumir el cuidado y la crianza en exclusiva por el hecho de ser mujer.
Violencia son los mitos del amor romántico y tu novio revisándote el móvil.
Violencia es decir de una mujer que es una guarra solo porque desea cosas.
Violencia es que una mujer te diga para y tú sigas.
Que te diga no y tu pienses que es sí.
Violencia es que no preguntes y que hagas lo mismo que has visto en una película porno sin saber si ella quiere o no quiere.
Violencia es insistir cuando ella no quiere hasta que lo consigues.
Violencia es no hacerte cargo de tus responsabilidad como padre.
Violencia son los golpes y el secuestro de la alegría.
Violencia es que todos los días en este planeta son asesinadas mujeres a manos de hombres por el hecho de ser mujeres.
Hoy el el día internacional contra la violencia de género.
Y estaría bien que dejáramos de reírnos de las feministas.
Que dejáramos de cuestionar su lucha.
Porque ellas, entre otras cosas, lo único que desean es acabar con la violencia de género.
Esa que provoca el machismo.
El feminismo es un arma contra el machismo.
Y si tú no combates el machismo.
Si no te posicionas, no te mojas, no te significas, no gritas, no te unes, no te indignas, no te expones, no te enfadas y dices basta ya.
Entonces igual.
Es que el ser humano.
Te queda grande.
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