Mi
oficio es el amor,
amor por casi todo lo que existe,
amor por el tintero diminuto
con el que escribo mis poemas,
amor por las estrellas
que, indiferentes, miran este modo
de caminar, a solas,
al borde del abismo.
amor por casi todo lo que existe,
amor por el tintero diminuto
con el que escribo mis poemas,
amor por las estrellas
que, indiferentes, miran este modo
de caminar, a solas,
al borde del abismo.
Mi
oficio es escribir este poema,
decorar con guirnaldas mi corazón humano,
plantar el sauce verde, que claudica
ante el propio dolor,
vencido casi siempre
por la extraña llegada de la lluvia.
decorar con guirnaldas mi corazón humano,
plantar el sauce verde, que claudica
ante el propio dolor,
vencido casi siempre
por la extraña llegada de la lluvia.
Le
tengo gran amor
a este lugar que piso vestida de muchacha
que no conoce el nombre de la muerte,
al lento río que recorre mi corazón
como si fuera un beso
de la vida, a la gaviota
que dejó su vuelo
para posarse, tímida, en medio de la noche.
a este lugar que piso vestida de muchacha
que no conoce el nombre de la muerte,
al lento río que recorre mi corazón
como si fuera un beso
de la vida, a la gaviota
que dejó su vuelo
para posarse, tímida, en medio de la noche.
No
me ha importado nunca
el incalculable valor de los diamantes,
el peso del petróleo,
la corrupción del hombre
que fuma su tabaco
dentro de los burdeles luminosos.
el incalculable valor de los diamantes,
el peso del petróleo,
la corrupción del hombre
que fuma su tabaco
dentro de los burdeles luminosos.
Aunque
ya nada exista
que conmueva a ese ser que vaga por la calle
contemplando su sombra en el espejo
de su propio egoísmo,
aún me queda el amor;
y lo amo tanto
que no puedo ni sé
ejercer otro oficio
que el de enamorada de la vida.
que conmueva a ese ser que vaga por la calle
contemplando su sombra en el espejo
de su propio egoísmo,
aún me queda el amor;
y lo amo tanto
que no puedo ni sé
ejercer otro oficio
que el de enamorada de la vida.
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