AL CALOR DE UN ANGEL
Tengo los mismos años que vivió García Lorca
dos más que Maiakovski
cuatro encima de Bécquer
trece menos que Rilke.
Un año más que Whitman cantándose a sí mismo.
Sigo aquí. Mi papel
de testigo me sigue complaciendo.
Podría entonar antífonas solemnes.
Decir: cosecha,
sangre,
fuerza,
cosmos,
patria.
Me habían dicho que un día sería grande.
Pero de estas cenizas nadie me había hablado.
No morir. ¿Cómo se hace?
¿Con honra? ¿Con ejemplo?
¿Con la imaginación?
¿Con la memoria?
Quiero estar a tu lado entre los cisnes.
Nunca cerrar los ojos. Recordarte.
Que me abrace tu nombre.
Que tu sal en mi pecho
no haya cárcel ni enfermedad ni reyes
capaces de robármela.
martes, 31 de julio de 2018
lunes, 30 de julio de 2018
Ana Pérez Cañamares
LAS PIEDRAS
Durante las vacaciones
recogemos las piedras
que el mar nos regala.
Son las piedras con las que luego,
en el invierno, reconstruimos
las ruinas de nuestras guerras.
No sólo les pedimos
que resistan.
También que nos recuerden
que el mar existe.
Durante las vacaciones
recogemos las piedras
que el mar nos regala.
Son las piedras con las que luego,
en el invierno, reconstruimos
las ruinas de nuestras guerras.
No sólo les pedimos
que resistan.
También que nos recuerden
que el mar existe.
De Alfabeto de cicatrices
domingo, 29 de julio de 2018
sábado, 28 de julio de 2018
Edith Södergran
Revelación
surge la luna en mi vida.
Mi mano no se halla en la tuya.
Tu mano es deseo-
mi mano es ansia.
viernes, 27 de julio de 2018
Eduardo Galeano
Ventana sobre una mujer
Esa mujer es una casa secreta.
En sus rincones, guarda voces y esconde fantasmas.
En las noches de invierno, humea.
Quien en ella entra, dicen, nunca más sale.
Yo atravieso el hondo foso que la rodea. En esa casa seré habitado.
En ella espera el vino que me beberá.
Muy suavemente golpeo a la puerta, y espero.
jueves, 26 de julio de 2018
Felipe Benítez Reyes
El momento en que la noche termina
Es como si de repente, en el aire,
muriese algo que vuela,
un indeterminado murmullo
de ecos que parecen
venir de un túnel blanco.
Y es también, desde luego,
el ruido de un vaso de cristal cuando se pisa,
su metáfora fría de élitros batientes,
la indecisión de las fieras nocturnas
frente al amanecer.
Si haces un balance de conciencia,
un recuento de magia y libertad,
verás una honda noche confusa que termina
y que se graba a fuego en la memoria,
pues no habrá amanecer que la destruya
ni luz que desmorone la tiniebla
de esa ficción al margen de la vida
cuando llegue el momento
de los pactos urgentes con la vida,
cuando llegue la hora
de rescatar del tiempo el espejismo
de aquella eternidad que fue un instante
detenido en el magma que fluía.
Es como si de repente, en el aire,
muriese algo que vuela,
un indeterminado murmullo
de ecos que parecen
venir de un túnel blanco.
Y es también, desde luego,
el ruido de un vaso de cristal cuando se pisa,
su metáfora fría de élitros batientes,
la indecisión de las fieras nocturnas
frente al amanecer.
Si haces un balance de conciencia,
un recuento de magia y libertad,
verás una honda noche confusa que termina
y que se graba a fuego en la memoria,
pues no habrá amanecer que la destruya
ni luz que desmorone la tiniebla
de esa ficción al margen de la vida
cuando llegue el momento
de los pactos urgentes con la vida,
cuando llegue la hora
de rescatar del tiempo el espejismo
de aquella eternidad que fue un instante
detenido en el magma que fluía.
miércoles, 25 de julio de 2018
Paul Cezanne
martes, 24 de julio de 2018
lunes, 23 de julio de 2018
Sophia de Mello Breyner Andresen
Navegamos
hacia Oriente:
La
larga costa
era
de un verde espeso y somnoliento.
Un
verde inmóvil bajo ningún viento
hasta
la blanca playa color rosa
bañada
por las aguas transparentes.
Entonces
surgieron las islas luminosas
de
un azul tan puro y tan violento
que
excedía al fulgor del firmamento
navegado
por garzas milagrosas
Y
se extinguieron en nosotros memoria y tiempo.
Navegámos para Oriente ―
A longa costa
Era de um verde espesso e sonolento
Um verde imóvel sob o nenhum vento
Até à branca praia cor de rosas
Tocada pelas águas transparentes
Então surgiram as ilhas luminosas
De um azul tão puro e tão violento
Que excedia o fulgor do firmamento
Navegado por garças milagrosas
E extinguiram-se em nós memória e tempo
De As Ilhas
A longa costa
Era de um verde espesso e sonolento
Um verde imóvel sob o nenhum vento
Até à branca praia cor de rosas
Tocada pelas águas transparentes
Então surgiram as ilhas luminosas
De um azul tão puro e tão violento
Que excedia o fulgor do firmamento
Navegado por garças milagrosas
E extinguiram-se em nós memória e tempo
De As Ilhas
domingo, 22 de julio de 2018
sábado, 21 de julio de 2018
Yorgos Seferis
EN
LAS GRUTAS DEL MAR
En
las grutas del mar
hay
una sed, hay un amor,
hay
un embeleso
sustancias
sólidas todo como las conchas
que
puedes tenerlas en tu mano.
En
las grutas del mar
te
miraba a los ojos días enteros:
viernes, 20 de julio de 2018
John Berger
Cuando abro la cartera...
Cuando abro la carterapara enseñar el carné
para pagar algo
o para consultar el horario de trenes
te miro.
El polen de la flor
es más viejo que las montañas
Aravis es joven
para ser una montaña.
Los óvulos de la flor
seguirán desgranándose
cuando Aravis, ya vieja,
no sea más que una colina.
La flor en el corazón
de la cartera, la fuerza
de lo que vive en nosotros
sobrevive a la montaña.
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos.
jueves, 19 de julio de 2018
Carlos Marzal
EXTRAÑA FORMA DE VIDA
Bajo el yunque de fuego
que el sol de agosto enciende
en el muro encalado, se derriten los pétalos
de una sedienta buganvilia grana.
Qué extraña esta belleza moribunda,
esta desaforada desnudez grandiosa,
esta sílaba escueta del milagro.
A Vicente Gallego
que el sol de agosto enciende
en el muro encalado, se derriten los pétalos
de una sedienta buganvilia grana.
Qué extraña esta belleza moribunda,
esta desaforada desnudez grandiosa,
esta sílaba escueta del milagro.
miércoles, 18 de julio de 2018
Blas de Otero
Poema sin palabras
Palabras para ti. No las pronuncies.
Cierra
los labios.
Como cierras el puño, abriendo el aire.
No quiero
palabras. Espuma
contra el cantil radiante
de la realidad.
Tú.
El cabello
luminoso.
Roja bandera herida por el alba.
Cuando
me miras, no hay palabras.
El mundo
tiembla en un instante.
Y sé que es bello combatir unidos.
Palabras para ti. No las pronuncies.
Cierra
los labios.
Como cierras el puño, abriendo el aire.
No quiero
palabras. Espuma
contra el cantil radiante
de la realidad.
Tú.
El cabello
luminoso.
Roja bandera herida por el alba.
Cuando
me miras, no hay palabras.
El mundo
tiembla en un instante.
Y sé que es bello combatir unidos.
martes, 17 de julio de 2018
Circe Maia
EL RUIDO DEL MAR
que tiembla en la arena, por abajo del agua.
Se ve a través del verde transparente
como una temblorosa trama.
Cuando la ola rompe su espuma
quedan burbujas sueltas, chiquitas
sobre la piel del agua:
brillan intensa, nítidamente
en seguida se apagan.
Por la suave curva de lasolas
sobre su lento avance
sobre su amplio movimiento seguro
la luz resbala.
Se deslizan los resplandores
por los movedizos toboganes del agua.
Ruido del mar, qué golpe derramado
qué entreverada voz y qué sonido
tan confuso y oscuro
cuando todo en rededor está tan claro.
Todos los límites
firmes y recortados
todo con su color tan decidido
los colores tocándose
uno al lado del otro, sin mezclarse.
Y parece que cada uno: limpio
y liso azul, rojo tejado
verdor brillante
diera un sonido puro e inaudible
y todos un acorde fuerte y claro.
Pero el ruido del mar no se comprende,
se desploma continuamente, insiste
una y otra vez, con un cansancio
con una voz borrosa y desganada...
Y no se sabe
qué es qué quiere o qué pide
el turbio ruido oscuro
cuando todo en rededor está tan claro.
De La nueva poesía antología
lunes, 16 de julio de 2018
Ana María Shua
ROBINSÓN DESAFORTUNADO
Corro hacia la playa. Si las olas hubieran dejado sobre la arena un
pequeño barril de pólvora, aunque estuviese mojada, una navaja, algunos
clavos, incluso una colección de pipas o unas simples tablas de madera,
yo podría utilizar esos objetos para construir una novela. Qué hacer en
cambio con estos párrafos mojados, con estas metáforas cubiertas de
lapas y mejillones, con estos restos de otro triste naufragio literario.
domingo, 15 de julio de 2018
Benjamín Prado
Tú ya me entiendes
Las veces que no quiero formar parte de mí.
Las veces en que todo lo que piensas te engaña.
Las veces que te das por desaparecida.
Las veces que sería cualquiera menos yo.
Las veces en que muerdo la mano que me cura.
Las veces que seguirte es andar sobre el hielo.
Las veces que tu nombre da vueltas en mi anillo
como un tigre enjaulado.
Las veces que no somos quienes tú y yo creemos.
Las veces que el orgullo nos tiende una emboscada.
Las veces que brindamos para romper las copas.
Las veces en que acaba el cuento y gana el lobo.
Las veces en que hay sombras que te hablan al oído.
Las veces en que somos dos francotiradores.
Las veces que el dolor es lo que dijo Shakespeare:
la piedra en que se afila la venganza.
Las veces que preguntas de qué lado se esconde
lo que te hizo construir el muro.
Las veces en que olvido que tú serías única
si no fuera porque lo somos todos.
Tú ya me entiendes: sabes que esta guerra es mentira,
que no habrá derrotados,
que nadie va a caer:
sólo quiero vencerte
y después compartir mi victoria contigo.
De Ya no es tarde
Las veces que no quiero formar parte de mí.
Las veces en que todo lo que piensas te engaña.
Las veces que te das por desaparecida.
Las veces que sería cualquiera menos yo.
Las veces en que muerdo la mano que me cura.
Las veces que seguirte es andar sobre el hielo.
Las veces que tu nombre da vueltas en mi anillo
como un tigre enjaulado.
Las veces que no somos quienes tú y yo creemos.
Las veces que el orgullo nos tiende una emboscada.
Las veces que brindamos para romper las copas.
Las veces en que acaba el cuento y gana el lobo.
Las veces en que hay sombras que te hablan al oído.
Las veces en que somos dos francotiradores.
Las veces que el dolor es lo que dijo Shakespeare:
la piedra en que se afila la venganza.
Las veces que preguntas de qué lado se esconde
lo que te hizo construir el muro.
Las veces en que olvido que tú serías única
si no fuera porque lo somos todos.
Tú ya me entiendes: sabes que esta guerra es mentira,
que no habrá derrotados,
que nadie va a caer:
sólo quiero vencerte
y después compartir mi victoria contigo.
De Ya no es tarde
sábado, 14 de julio de 2018
Elena Medel(España)
I will survive
Tengo una enorme colección de amantes.
Me consuelan y me aman y con ellos mi ego
se expande y extramuros alcanza la azotea.
Cuando estoy con cualquiera de ellos,
o con todos a la vez, siento la pesada carga
de millones de pupilas subidas a mi grupa,
y a mi oído lo acosan millones de improperios,
se habrá visto niña más desvergonzada / pobrecita,
Dios le libre del problema que suponen / habría
que encerrarlas a todas . Languidezco.
Quiero volar y volar y volar como Campanilla
-blanco y radiante cuerpo celestial,
pequeño cometa, pequeño cometa-
de la mano mis amantes, que dicen cosas bonitas
como estigma, princesa, miss cabello bonito, asteroide.
Todo sea por mis amantes, que no son dignos de elogio:
son minúsculos, y redondos, y azules,
azules o blancos, o azules y blancos,
y su boquita de piñón es invisible,
y para besarles introduzco a los pitufos
en mi boca, y para gozar de ellos
los trago, porque me sé mantis religiosa.
Quién soy, quién soy, ni siquiera sé quién soy.
Sólo los necesito cuando me desdoblo en dos,
cuando mi ego se encoge incomprensiblemente
e intramuros alcanza un punto mínimo,
cuando lloro demasiado o río demasiado,
y entonces los llamo y ellos, decidme vosotros
quién soy, mi pequeño y urgente consuelo,
se adentran en mi boca sin dudarlo, complacidos,
y me recorren por dentro, y al fin sonrío, soy,
sonrío tras sus cuatro, cinco, seis besos azules,
un balanceo en mi regazo, la sonrisa desencajada,
quién soy ahora, quién soy realmente ahora,
quizá sea una muñeca de trapo, me toman prestada,
sonrío con sus besos fríos color pitufo, color papá pitufo,
besos de colores, ligero toque frío y plástico en mi lengua,
quién soy ahora, quién soy realmente ahora.
Les comparto con muchas otras, Sylvia, Anne,
ay mis amantes pluriempleados, no lo he dicho,
mis amantes que son minúsculos, redondos y azules,
apuestos príncipes de un cuento de hadas,
cuando hago como que duermo
creen que soy la Bella Durmiente,
y entonces quiebran el relato y me besan,
y son como cualquier beso que lo es para dormirse,
buenas noches pequeñas plásticas azules y blancas,
quién soy, ya no quiero responder, no sé quién soy,
y contradigo el cuento y mi sueño es más profundo,
y no quiero despertar, no quiero, sólo quiero más
besos azules, quién, besos blancos,
besos porque mi ego tambalea en el centro de mi estómago,
quién soy, besos redondos o cilíndricos,
no importa quién soy, quién soy realmente,
falo químico para mi sonrisa, quién soy ahora,
falo químico de colores para mi cabeza baja.
Me consuelan y me aman y con ellos mi ego
se expande y extramuros alcanza la azotea.
Cuando estoy con cualquiera de ellos,
o con todos a la vez, siento la pesada carga
de millones de pupilas subidas a mi grupa,
y a mi oído lo acosan millones de improperios,
se habrá visto niña más desvergonzada / pobrecita,
Dios le libre del problema que suponen / habría
que encerrarlas a todas . Languidezco.
Quiero volar y volar y volar como Campanilla
-blanco y radiante cuerpo celestial,
pequeño cometa, pequeño cometa-
de la mano mis amantes, que dicen cosas bonitas
como estigma, princesa, miss cabello bonito, asteroide.
Todo sea por mis amantes, que no son dignos de elogio:
son minúsculos, y redondos, y azules,
azules o blancos, o azules y blancos,
y su boquita de piñón es invisible,
y para besarles introduzco a los pitufos
en mi boca, y para gozar de ellos
los trago, porque me sé mantis religiosa.
Quién soy, quién soy, ni siquiera sé quién soy.
Sólo los necesito cuando me desdoblo en dos,
cuando mi ego se encoge incomprensiblemente
e intramuros alcanza un punto mínimo,
cuando lloro demasiado o río demasiado,
y entonces los llamo y ellos, decidme vosotros
quién soy, mi pequeño y urgente consuelo,
se adentran en mi boca sin dudarlo, complacidos,
y me recorren por dentro, y al fin sonrío, soy,
sonrío tras sus cuatro, cinco, seis besos azules,
un balanceo en mi regazo, la sonrisa desencajada,
quién soy ahora, quién soy realmente ahora,
quizá sea una muñeca de trapo, me toman prestada,
sonrío con sus besos fríos color pitufo, color papá pitufo,
besos de colores, ligero toque frío y plástico en mi lengua,
quién soy ahora, quién soy realmente ahora.
Les comparto con muchas otras, Sylvia, Anne,
ay mis amantes pluriempleados, no lo he dicho,
mis amantes que son minúsculos, redondos y azules,
apuestos príncipes de un cuento de hadas,
cuando hago como que duermo
creen que soy la Bella Durmiente,
y entonces quiebran el relato y me besan,
y son como cualquier beso que lo es para dormirse,
buenas noches pequeñas plásticas azules y blancas,
quién soy, ya no quiero responder, no sé quién soy,
y contradigo el cuento y mi sueño es más profundo,
y no quiero despertar, no quiero, sólo quiero más
besos azules, quién, besos blancos,
besos porque mi ego tambalea en el centro de mi estómago,
quién soy, besos redondos o cilíndricos,
no importa quién soy, quién soy realmente,
falo químico para mi sonrisa, quién soy ahora,
falo químico de colores para mi cabeza baja.
GLORIA GAYNOR I will survive
viernes, 13 de julio de 2018
jueves, 12 de julio de 2018
José Cereijo
LA ALONDRA
JULIETA.- ¿Quieres
marcharte ya? Aún no ha despuntado el día. Era el ruiseñor, y no la alondra, lo
que hirió el fondo temeroso de tu oído. Todas las noches canta en aquel
granado... ¡Créeme, amor mío, era el ruiseñor!
ROMEO.- Era la alondra, la mensajera de la mañana, no el ruiseñor...
ROMEO.- Era la alondra, la mensajera de la mañana, no el ruiseñor...
Amar, amar la vida
sin esperanza alguna,
sabiéndola tan frágil, y tan corta.
sin esperanza alguna,
sabiéndola tan frágil, y tan corta.
Saber bien que la alondra
muy pronto va a cantar
(que, en realidad, está cantando siempre),
y amarla todavía, negándose al engaño
de que es el ruiseñor, y largo el tiempo.
muy pronto va a cantar
(que, en realidad, está cantando siempre),
y amarla todavía, negándose al engaño
de que es el ruiseñor, y largo el tiempo.
Y despedirla luego, cuando raye
en la colina el día
que ya no será nuestro,
con un último beso, más dulce que los otros.
en la colina el día
que ya no será nuestro,
con un último beso, más dulce que los otros.
Saber que es para siempre, que ya nada es
posible,
y apretar aún la mano final que se nos tiende,
con un amor que es casi gratitud,
y apretar aún la mano final que se nos tiende,
con un amor que es casi gratitud,
y pensar que fue hermoso:
un don digno de un dios, que, aunque no exista,
bien hubiera podido, solamente por eso,
llegar a ser verdad.
bien hubiera podido, solamente por eso,
llegar a ser verdad.
miércoles, 11 de julio de 2018
Ana Merino
I'LL GO TO HELL
Escapar por el río,
huir en una balsa,
acariciar el miedo,
coleccionar estrellas,
querer a los amigos.
Fumarse la tristeza
en una pipa de corcho.
Ser la sombra que flota,
un alma sigilosa que se esconde del sol.
Enhebrar una aguja
con un beso,
ser la niña que lee
mientras se toca el pelo.
Yo iré al infierno,
guardaré tu secreto
del hombre agazapado
que busca libertad
y sueña que el futuro
no distingue colores.
Yo iré al infierno
contigo Huckleberry
y el fondo de tu abrazo
será mi salvación.
De Juego de niños
De Juego de niños
martes, 10 de julio de 2018
Octavio Paz
PALPAR
Mis manos
abren las cortinas de tu ser
te visten con otra desnudez
descubren los cuerpos de tu cuerpo
Mis manos
inventan otro cuerpo a tu cuerpo.
lunes, 9 de julio de 2018
domingo, 8 de julio de 2018
sábado, 7 de julio de 2018
José Ángel Valente
LATITUD
No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
Se disuelve en el aire el llanto roto,
al pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.
al pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.
El pensamiento melancólico
se tiende, cuerpo, a tus orillas,
bajo el temblor del párpado, el delgado
fluir de las arterias,
la duración nocturna del latido,
la luminosa latitud del vientre,
a tu costado, cuerpo, a tus orillas,
como animal que vuelve a sus orígenes.
se tiende, cuerpo, a tus orillas,
bajo el temblor del párpado, el delgado
fluir de las arterias,
la duración nocturna del latido,
la luminosa latitud del vientre,
a tu costado, cuerpo, a tus orillas,
como animal que vuelve a sus orígenes.
viernes, 6 de julio de 2018
jueves, 5 de julio de 2018
Kepa Murua
LO QUE VEO YO
Lo que veo yo cada noche
es el aire que respiras.
Tus ojos que brillan
en el cielo abierto
de tus sueños.
Unas ventanas desnudas
que te rodean
sin que lo sepas.
Unas cortinas transparentes
que te envuelven
sin que lo notes.
Lo que veo yo cada noche
solo lo ven los ángeles
que nos acompañan.
Lo que yo veo
no lo ve nadie.
Y aunque se siente
a veces cercano,
no lo pueden ver
porque no se mira
aquello que no se pronuncia
ni se sabe.
El amor que te acompaña,
a tu lado veo.
El corazón que te salpica
con cada gota
de lluvia inexistente.
El cuerpo que se agita
durante un segundo
cuando vuela el silencio
tras la palabra dicha
en un susurro.
Lo que veo yo cada noche
solo lo ven las personas
que no están con nosotros.
Las que se fueron
a volar muy alto.
Las que se marcharon muy lejos
en busca de su alma
con unas flores rojas
que dejan un rastro
en el atardecer de la tarde.
Lo que yo veo cada noche
es la intensidad de la misma noche
en una luz blanca que nos acompaña
hasta el umbral del primer sueño.
La estancia blanca que cobija
el ligero beso de unos labios
que todavía no han pronunciado
la palabra amor,
las palabras te quiero,
y que huyen del deseo
como se huye del fuego
cuando se tiene miedo
y alrededor todo arde.
Lo que veo yo cada noche
es el banco del parque
donde a leer te sientas.
La calle que pisas
con tus ojos abiertos
para no tropezarte.
La sombra que te cobija
cuando descansas.
La mañana que despierta
tras salir del sueño.
Y veo al recuerdo
cómo te acaricia el rostro.
A la memoria
que te lava la cara.
Cómo quitan las legañas de tus ojos
las caricias de unos dedos
que se posan a escribir
lo que te traerá el día
sobre una hoja blanca
con la luz de la mañana.
Lo que veo yo cada noche
son las horas que pasan,
la tarde que te envuelve,
la noche que te acaricia
cuando vas a la cama a dormir,
y cierras los ojos
con una sonrisa.
Lo que yo veo cada noche,
lo que sintieron en vida
y no se dieron cuenta de su magia.
Ese ligero murmullo
que todavía no llega a tus oídos
para que no se equivoque.
Lo que veo yo cada noche
es el aire que respiras,
el corazón que te despierta
cuando estás dormida.
Lo que veo yo cada noche
es el aire que respiras.
Tus ojos que brillan
en el cielo abierto
de tus sueños.
Unas ventanas desnudas
que te rodean
sin que lo sepas.
Unas cortinas transparentes
que te envuelven
sin que lo notes.
Lo que veo yo cada noche
solo lo ven los ángeles
que nos acompañan.
Lo que yo veo
no lo ve nadie.
Y aunque se siente
a veces cercano,
no lo pueden ver
porque no se mira
aquello que no se pronuncia
ni se sabe.
El amor que te acompaña,
a tu lado veo.
El corazón que te salpica
con cada gota
de lluvia inexistente.
El cuerpo que se agita
durante un segundo
cuando vuela el silencio
tras la palabra dicha
en un susurro.
Lo que veo yo cada noche
solo lo ven las personas
que no están con nosotros.
Las que se fueron
a volar muy alto.
Las que se marcharon muy lejos
en busca de su alma
con unas flores rojas
que dejan un rastro
en el atardecer de la tarde.
Lo que yo veo cada noche
es la intensidad de la misma noche
en una luz blanca que nos acompaña
hasta el umbral del primer sueño.
La estancia blanca que cobija
el ligero beso de unos labios
que todavía no han pronunciado
la palabra amor,
las palabras te quiero,
y que huyen del deseo
como se huye del fuego
cuando se tiene miedo
y alrededor todo arde.
Lo que veo yo cada noche
es el banco del parque
donde a leer te sientas.
La calle que pisas
con tus ojos abiertos
para no tropezarte.
La sombra que te cobija
cuando descansas.
La mañana que despierta
tras salir del sueño.
Y veo al recuerdo
cómo te acaricia el rostro.
A la memoria
que te lava la cara.
Cómo quitan las legañas de tus ojos
las caricias de unos dedos
que se posan a escribir
lo que te traerá el día
sobre una hoja blanca
con la luz de la mañana.
Lo que veo yo cada noche
son las horas que pasan,
la tarde que te envuelve,
la noche que te acaricia
cuando vas a la cama a dormir,
y cierras los ojos
con una sonrisa.
Lo que yo veo cada noche,
lo que sintieron en vida
y no se dieron cuenta de su magia.
Ese ligero murmullo
que todavía no llega a tus oídos
para que no se equivoque.
Lo que veo yo cada noche
es el aire que respiras,
el corazón que te despierta
cuando estás dormida.
miércoles, 4 de julio de 2018
Emily Dickinson
SI TODAS LAS PENAS FUTURAS
Si todas las penas futuras
hoy día me acometieran
me verían tan feliz
que creo que riéndose se irían.
hoy día me acometieran
me verían tan feliz
que creo que riéndose se irían.
Si todas las futuras alegrías
hoy día me sobrevinieran
no podrían ser tan grandes
como la que ahora siento.
hoy día me sobrevinieran
no podrían ser tan grandes
como la que ahora siento.
Que me invada la belleza hasta que muera
ten piedad de mí, belleza
y si muero hoy día mismo
que sea contemplándote.
ten piedad de mí, belleza
y si muero hoy día mismo
que sea contemplándote.
Emily Dickinson Museum (Amherst, Massachusetts) |
If all the griefs I am to have
If all the griefs I am to haveWould only come today,
I am so happy I believe
They'd laugh and run away.
If all the joys I am to have
Would only come today,
They could not be so big as this
That happens to me now.
martes, 3 de julio de 2018
Lina Zerón
AZUL
Mi amor es azul:
Azul de mar y azul de cielo.
Azul del oleaje que cubre tus playas,
de peces azules que vagan tranquilos
o de mares profundos de inmensos vacíos.
Azul de la flama que incendia las noches,
o azul de los mares cubiertos de nieve.
Mi amor es azul:
Azul de mar y azul de cielo.
Azul del oleaje que cubre tus playas,
de peces azules que vagan tranquilos
o de mares profundos de inmensos vacíos.
Azul de la flama que incendia las noches,
o azul de los mares cubiertos de nieve.
lunes, 2 de julio de 2018
Juan Carlos Mestre
LUGAR
Aquí, bajo el número exacto de estas sílabas, yace un río de adelfas de
marfil y caballos oscuros que tortura el deseo.
Esta
es la casa de los taxidermistas, el pabellón de las enfermeras y los
matemáticos, de todos los que tienen obsesiones blancas bajo los sauces
de
la vejez y el remordimiento.
Pero
esta es también la cueva de los cazadores y los bellos animales
que se
desangran melancólicamente cerca del fuego frío de la muerte.
Esta es la atmósfera del aparecimiento, el hielo desnudo de ese cuerpo que
yace en la ermita entre dos frascos con flores.
Aquí
cada palabra, cada gota de tristeza arrancada a la nada, es una
medalla
de diamante perfecto, la consolación, el vértigo que entregas de tus
pasos a otro al acercarte al vacío.
Este
es el poema, el resplandor erigido en la libertad de la jaula, la
cicatriz
en la médula de este tiempo que pasa sin duración en nosotros.
De La poesía ha caído en desgracia, 1992 .
domingo, 1 de julio de 2018
Gabriel Celaya
BIOGRAFÍA
No pongas los codos en la mesa.
Dobla bien la servilleta.
Eso, para empezar.
Extraiga la raíz cuadrada de tres mil trescientos trece.
¿Dónde está Tanganika? ¿Qué año nació Cervantes?
Le pondré un cero en conducta si habla con su compañero.
Eso, para seguir.
¿Le parece a usted correcto que un ingeniero haga versos?
La cultura es un adorno y el negocio es el negocio.
Si sigues con esa chica te cerraremos las puertas.
Eso, para vivir.
No seas tan loco. Sé educado. Sé correcto.
No bebas. No fumes. No tosas. No respires.
¡Ay, sí, no respirar! Dar el no a todos los nos.
Y descansar: morir.
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