(XI)
...Guardo en secreto, para la poesía, lápices
de todos los colores, flores secas
y postales de exóticos países. Guardo
(también) botellas, caracolas,
para la poesía, fósiles y más fósiles,
mapas y ceniceros, un baúl
repleto de juguetes rotos, y el traje negro
que me puse en mi propio funeral:
todo (nos dijo) para la poesía. Espejos
donde mirarse daba mucha pena,
lámparas y relojes, y los libros
heredados que ya no leeré... Acumulo
para la poesía solamente,
y en un lugar tan húmedo y cerrado,
oscuro y sucio de verdad,
que (ciertamente) ahora mismo no sé,
si llegara por fin la poesía,
cómo iba yo a poder caminar entre tantas
cosas, ni con que efímero entusiamo
bailaría con ella
sin caernos.
De Vigilia en Cabo Sur (1999).
No hay comentarios:
Publicar un comentario