Tres cosas le han impedido venir a verme
por miedo a quien nos vigila y al celoso que se ahoga de despecho:
la luz de su frente, el tintineo de sus joyas y el perfume oloroso de su cuerpo bajo el manto.
Ella puede taparse la frente y despojarse de sus joyas pero no puede suprimir el aroma de su cuerpo.
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