martes, 23 de septiembre de 2025

Mark Strand

XVI

Es cierto, como alguien dijo, que en
Un mundo sin cielo todo es despedida.
Agites o no tu mano, es despedida

Y si no asoman lágrimas a tus ojos,
Es de todos modos despedida, y si finges no saberlo,
Detestando cuanto pasa, También es despedida.

Despedida, sin importar qué. Y las palmeras, al ladearse
Sobre la verde esplendente laguna, y los pelícanos
En picada, y los atentos cuerpos de los bañistas que descansan,

Son etapas de una quietud final, y el deslizarse
De la arena y el viento y los secretos movimientos del cuerpo
Forman parte de lo mismo, una simplicidad que vuelve todo

Ocasión de duelo, o algo digno
De celebración, pues ¿qué hacer frente
Al peso de las alas de los pelícanos

La densa sombra de las palmeras, las células que oscurecen
La espalda de los bañistas? Esto va más allá de las distorsiones
Del azar, más allá de los efugios de la música. El final

Se representa una y otra vez. Y lo sentimos
En las evocaciones del sueño, en la maduración de la luna,
En el vino que reposa en la copa.

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