HAPPY BIRTHDAY, MISS DICKINSON





El lunático
El sol adormecido en las brumas se aleja
Y como un astro muerto yace mi pasión;
La noche a lo largo del muelle se refleja;
Mi viejo corazón es un Rey sin razón.
Cada ser de una rueda es el eje que gira,
Cae, ofrenda y afrenta, en el yunque el dolor;
Los rostros grises son una espuma que tira
La marea del asfalto y la luz sin color.
¿Dónde estamos amor? ¿Sí es verdad que estamos?
La luna se esconde cuando nos acercamos
Al borde de los techos huecos de metal.
Y el ojo blanco por las calles todavía
Envidia el resplandor fijamente glacial
Del astro que murió antes de abrir el día.
(el mar)
cambiando
hacia lo distinto y
al mismo tiempo dentro de lo mismo justamente
que el mar Estoy mirando el mar
Veo azul y blanco cambiando
como el viento que atraviesa la ropa
Veo cielo y mar
Es azul Es blanco Es el mar
Veo el mar
Veo, al otro lado del estrecho, las luces de una ciudad
Veo naves cruzando el estrecho
y pienso sin pensar
que puedo ver el mar
Pero el mar no puede verme
Veo el mar

NO ES UN POEMA
EL VIENTO CAMBIA
Así es como el viento cambia:
como los pensamientos de un humano viejo, que todavía piensa ansiosa y desesperadamente.
El viento cambia así:
como una humana sin ilusiones, que todavía siente cosas irracionales dentro suyo. El viento cambia así:
como humanos que se acercan orgullosos, como humanos que se acercan enojados.
Así es como el viento cambia: como un humano, pesado y pesado, al que no le importa.

XVI
Es cierto, como alguien dijo, que en
Un mundo sin cielo todo es despedida.
Agites o no tu mano, es despedida
Y si no asoman lágrimas a tus ojos,
Es de todos modos despedida, y si finges no saberlo,
Detestando cuanto pasa, También es despedida.
Despedida, sin importar qué. Y las palmeras, al ladearse
Sobre la verde esplendente laguna, y los pelícanos
En picada, y los atentos cuerpos de los bañistas que descansan,
Son etapas de una quietud final, y el deslizarse
De la arena y el viento y los secretos movimientos del cuerpo
Forman parte de lo mismo, una simplicidad que vuelve todo
Ocasión de duelo, o algo digno
De celebración, pues ¿qué hacer frente
Al peso de las alas de los pelícanos
La densa sombra de las palmeras, las células que oscurecen
La espalda de los bañistas? Esto va más allá de las distorsiones
Del azar, más allá de los efugios de la música. El final
Se representa una y otra vez. Y lo sentimos
En las evocaciones del sueño, en la maduración de la luna,
En el vino que reposa en la copa.
EL POEMA
Si no creamos un objeto metálico
de dura luz,
de púas aceradas,
de crueles aristas,
donde el que va a vendernos, a entregarnos, de pronto
reconozca o presencie metódica su muerte,
cuándo podremos poseer la tierra.
Si no depositamos a mitad del vacío
un objeto incruento
capaz de percutir en la noche terrible
como un pecho sin término,
si en el centro no está invulnerable el odio,
tentacular, enorme, no visible,
cuándo podremos poseer la tierra.
Y si no está el amor petrificado
y el residuo del fuego no pudiera
hacerlo arder, correr desde sí mismo, como semen o lava,
para arrasar el mundo, para entrar como un río
de vengativa luz por las puertas vedadas,
cuándo podremos poseer la tierra.
Si no creamos un objeto duro,
resistente a la vista, odioso al tacto,
incómodo al oficio del injusto,
interpuesto entre el llanto y la palabra,
entre el brazo del ángel y el cuerpo de la víctima,
entre el hombre y su rostro,
entre el nombre del dios y su vacío,
entre el filo y la espada,
entre la muerte y su naciente sombra,
cuándo podremos poseer la tierra,
cuándo podremos poseer la tierra,
cuándo podremos poseer la tierra.
SI MI VOZ MURIERA EN TIERRA
Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
y nombardla capitana
de un blanco bajel de guerra.
¡Oh mi voz condecorada
con la insignia marinera:
sobre el corazón un ancla
y sobre el ancla una estrella
y sobre la estrella el viento
y sobre el viento la vela.
EL NOMBRE CONSEGUIDO DE LOS NOMBRES
Si yo, por ti, he creado un mundo para ti,
dios, tú tenías seguro que venir a él,
y tú has venido a él, a mí seguro,
porque mi mundo todo era mi esperanza.
Yo he acumulado mi esperanza
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito;
a todo yo le había puesto nombre
y tú has tomado el puesto
de toda esta nombradía.
Ahora puedo yo detener ya mi movimiento,
como la llama se detiene en ascua roja
con resplandor de aire inflamado azul,
en el ascua de mi perpetuo estar y ser;
ahora yo soy ya mi mar paralizado,
el mar que yo decía, mas no duro,
paralizado en ondas de conciencia en luz
y vivas hacia arriba todas, hacia arriba.
Todos los nombres que yo puse
al universo que por ti me recreaba yo,
se me están convirtiendo en uno
y en un dios.
El dios que es siempre al fin,
el dios creado y recreado y recreado
por gracia y sin esfuerzo.
El Dios. El nombre conseguido de los nombres.
MEDITACIÓN ARDIENTE
soy una meditación que quema
dentro guardo una isla acuosa
pájaros marinos y la luna llena a flote
alquilo un hogar a los cocodrilos del Nilo
mi meditación no es siempre agua azulada
sino roja de deseo
creciendo en sus ojos
alimento los cocodrilos con un sol deleitable
y los dejo dormir
vivo en una meditación que quema
oyendo la isla acuosa golpeada por
callada silenciosamente
Insisto
Mi vida: tantos días
que no estuve en El Cuzco
ni en Siena ni en Grenoble,
tantos aviones rubricando el cielo
en los que yo no iba, tantas voces
cuyo calor jamás
tocó mi corazón.
Sólo el tiempo, vacío,
sólo el tiempo, esta estepa
desesperada, sólo
ver los martes, los miércoles, los jueves,
ver cómo se suceden, implacables,
los tubos de Colgate.
Amigo, no es posible ni nacer ni morir
sino con otro. Es bueno
que la amistad le quite
al trabajo esa cara de castigo
y a la alegría ese aire ilícito de robo.
¿Cómo podrás estar solo a la hora
completa, en que las cosas y tú hablan y hablan,
hasta el amanecer?
Castigo
Transformará Minerva tus cabellos
en serpientes y un día al contemplarte
como en un templo oscuro, con destellos,
seré de piedra, para amarte.