lunes, 29 de septiembre de 2025

Marguerite Yourcenar

El lunático


El sol adormecido en las brumas se aleja
Y como un astro muerto yace mi pasión;
La noche a lo largo del muelle se refleja;
Mi viejo corazón es un Rey sin razón.

Cada ser de una rueda es el eje que gira,
Cae, ofrenda y afrenta, en el yunque el dolor;
Los rostros grises son una espuma que tira
La marea del asfalto y la luz sin color.

¿Dónde estamos amor? ¿Sí es verdad que estamos?
La luna se esconde cuando nos acercamos
Al borde de los techos huecos de metal.

Y el ojo blanco por las calles todavía
Envidia el resplandor fijamente glacial
Del astro que murió antes de abrir el día.


domingo, 28 de septiembre de 2025

Jon Fosse

  

(el mar) 

 

cambiando 

hacia lo distinto y 

al mismo tiempo dentro de lo mismo justamente 

que el mar Estoy mirando el mar 

Veo azul y blanco cambiando 

como el viento que atraviesa la ropa 

Veo cielo y mar 

Es azul  Es blanco  Es el mar 

Veo el mar 

Veo, al otro lado del estrecho, las luces de una ciudad 

Veo naves cruzando el estrecho 

y pienso sin pensar 

que puedo ver el mar 

Pero el mar no puede verme  

Veo el mar 


sábado, 27 de septiembre de 2025

José Sacristán

FELIZ CUMPLEAÑOS 

Susana Thénon

NO ES UN POEMA 


Los rostros son los mismos, 
los cuerpos son los mismos, 
las palabras huelen a viejo, 
las ideas a cadáver antiguo. 

Esto no es un poema: 
es un grito de rabia, 
rabia por los ojos huecos, 
por las palabras torpes 
que digo y que me dicen, 
por inclinar la cabeza 
ante ratones, 
ante cerebros llenos de orín, 
ante muertos persistentes 
que obstruyen el jardín del aire. 

Esto no es un poema: 
es un puntapié universal, 
un golpe en el estómago del cielo, 
una enorme náusea 
roja 
como era la sangre antes de ser agua. 

viernes, 26 de septiembre de 2025

Wallace Stevens

EL VIENTO CAMBIA

Así es como el viento cambia:

como los pensamientos de un humano viejo, que todavía piensa ansiosa y desesperadamente.

El viento cambia así:

como una humana sin ilusiones, que todavía siente cosas irracionales dentro suyo. El viento cambia así:

como humanos que se acercan orgullosos, como humanos que se acercan enojados.

Así es como el viento cambia: como un humano, pesado y pesado, al que no le importa.



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miércoles, 24 de septiembre de 2025

Anne Carson


LA GRACIA QUE PROVIENE DE LA VIOLENCIA

Tu historia no es (siento decirlo) como la cuentan
aunque chilles y arañes
asomando de las tumbas,

donde habitas ahora.
Dios presiona algunas veces.
Apareció el profeta

para enviar tu espíritu inmundo
a los cerdos, que se volvieron locos.
Yo te vi

al fondo de la fosa de la piedad
buceando en sangre de cerdos—
"purificado".

martes, 23 de septiembre de 2025

Mark Strand

XVI

Es cierto, como alguien dijo, que en
Un mundo sin cielo todo es despedida.
Agites o no tu mano, es despedida

Y si no asoman lágrimas a tus ojos,
Es de todos modos despedida, y si finges no saberlo,
Detestando cuanto pasa, También es despedida.

Despedida, sin importar qué. Y las palmeras, al ladearse
Sobre la verde esplendente laguna, y los pelícanos
En picada, y los atentos cuerpos de los bañistas que descansan,

Son etapas de una quietud final, y el deslizarse
De la arena y el viento y los secretos movimientos del cuerpo
Forman parte de lo mismo, una simplicidad que vuelve todo

Ocasión de duelo, o algo digno
De celebración, pues ¿qué hacer frente
Al peso de las alas de los pelícanos

La densa sombra de las palmeras, las células que oscurecen
La espalda de los bañistas? Esto va más allá de las distorsiones
Del azar, más allá de los efugios de la música. El final

Se representa una y otra vez. Y lo sentimos
En las evocaciones del sueño, en la maduración de la luna,
En el vino que reposa en la copa.

lunes, 22 de septiembre de 2025

José Ángel Valente

EL POEMA

Si no creamos un objeto metálico
de dura luz,
de púas aceradas,
de crueles aristas,
donde el que va a vendernos, a entregarnos, de pronto
reconozca o presencie metódica su muerte,
cuándo podremos poseer la tierra.

Si no depositamos a mitad del vacío
un objeto incruento
capaz de percutir en la noche terrible
como un pecho sin término,
si en el centro no está invulnerable el odio,
tentacular, enorme, no visible,
cuándo podremos poseer la tierra.

Y si no está el amor petrificado
y el residuo del fuego no pudiera
hacerlo arder, correr desde sí mismo, como semen o lava,
para arrasar el mundo, para entrar como un río
de vengativa luz por las puertas vedadas,
cuándo podremos poseer la tierra.

Si no creamos un objeto duro,
resistente a la vista, odioso al tacto,
incómodo al oficio del injusto,
interpuesto entre el llanto y la palabra,
entre el brazo del ángel y el cuerpo de la víctima,
entre el hombre y su rostro,
entre el nombre del dios y su vacío,
entre el filo y la espada,
entre la muerte y su naciente sombra,
cuándo podremos poseer la tierra,
cuándo podremos poseer la tierra,
cuándo podremos poseer la tierra.


domingo, 21 de septiembre de 2025

Cristina Peri Rossi

El amor existe
para que estallen los relojes
lo largo se vuelva corto

lo breve infinito

y la belleza borre
la fealdad del mundo.

sábado, 20 de septiembre de 2025

viernes, 19 de septiembre de 2025

Rafael Alberti

SI MI VOZ MURIERA EN TIERRA

Si mi voz muriera en tierra 

llevadla al nivel del mar 
y dejadla en la ribera.

  Llevadla al nivel del mar 
y nombardla capitana 
de un blanco bajel de guerra.

  ¡Oh mi voz condecorada 
con la insignia marinera: 
sobre el corazón un ancla 
y sobre el ancla una estrella 
y sobre la estrella el viento 
y sobre el viento la vela.



jueves, 18 de septiembre de 2025

miércoles, 17 de septiembre de 2025

Juan Ramón Jiménez

EL NOMBRE CONSEGUIDO DE LOS NOMBRES

Si yo, por ti, he creado un mundo para ti,
dios, tú tenías seguro que venir a él,
y tú has venido a él, a mí seguro,
porque mi mundo todo era mi esperanza.

Yo he acumulado mi esperanza
en lengua, en nombre hablado, en nombre escrito;
a todo yo le había puesto nombre
y tú has tomado el puesto
de toda esta nombradía.

Ahora puedo yo detener ya mi movimiento,
como la llama se detiene en ascua roja
con resplandor de aire inflamado azul,
en el ascua de mi perpetuo estar y ser;
ahora yo soy ya mi mar paralizado,
el mar que yo decía, mas no duro,
paralizado en ondas de conciencia en luz
y vivas hacia arriba todas, hacia arriba.

Todos los nombres que yo puse
al universo que por ti me recreaba yo,
se me están convirtiendo en uno
y en un dios.

El dios que es siempre al fin,
el dios creado y recreado y recreado
por gracia y sin esfuerzo.
El Dios. El nombre conseguido de los nombres.


martes, 16 de septiembre de 2025

Kazuko Shiraishi


MEDITACIÓN ARDIENTE


soy una meditación que quema
dentro guardo una isla acuosa
pájaros marinos y la luna llena a flote
alquilo un hogar a los cocodrilos del Nilo
mi meditación no es siempre agua azulada
sino roja de deseo
creciendo en sus ojos
alimento los cocodrilos con un sol deleitable
y los dejo dormir
vivo en una meditación que quema
oyendo la isla acuosa golpeada por
callada    silenciosamente

domingo, 14 de septiembre de 2025

Miguel d'Ors

Insisto

Mi vida: tantos días
que no estuve en El Cuzco
ni en Siena ni en Grenoble,
tantos aviones rubricando el cielo
en los que yo no iba, tantas voces
cuyo calor jamás
tocó mi corazón.
Sólo el tiempo, vacío,
sólo el tiempo, esta estepa
desesperada, sólo
ver los martes, los miércoles, los jueves,
ver cómo se suceden, implacables,
los tubos de Colgate
.


 


viernes, 12 de septiembre de 2025

Anne Carson

LOS PREDILECTOS DE DIOS PERMANECEN FIELES

El Caos nos eclipsa.
Dolor crudo se cierne sobre nosotros.
Somos asfixiados por amarga luz.
Nuestros huesos se agitan como ramas.
Nos rompemos.
Buscamos a ciegas.
Estamos secos y jadeamos.
Nuestras lenguas son oscuras.
Días interminables.
Interminables noches.
La piel se arrastra, se quiebra.
Nuestra habitación es un felino que juega con nosotros.
Nuestra fe es una soga.
Ponemos nuestra propia carne en nuestros dientes.
El otoño nos mueve como a paja a través de los prados.
Hemos sido separados y caemos.
Colgamos sobre un vacío.
Nos destrozamos sobre el océano.
Nos fundimos en la negrura.
Nos han abierto y drenado.
Lo insignificante nos bebe.
Mentimos sin disimular.
Somos polvo.
No sabemos nada.
No tenemos respuestas.
No hablaremos más.
PERO NO NOS DETENDREMOS.
Porque somos los predilectos.
Hemos sido instruidos para llamar a esto amor.


Rosario Castellanos

Apelación al solitario

Es necesario, a veces, encontrar compañía.

Amigo, no es posible ni nacer ni morir
sino con otro. Es bueno
que la amistad le quite
al trabajo esa cara de castigo
y a la alegría ese aire ilícito de robo.

¿Cómo podrás estar solo a la hora
completa, en que las cosas y tú hablan y hablan,
hasta el amanecer?

jueves, 11 de septiembre de 2025

José Watanabe

LA PIEDRA DEL RÍO

Donde el río se remansaba para los muchachos
se elevaba una piedra.
No le viste ninguna otra forma:
                sólo era piedra, grande y anodina.

Cuando salíamos del agua turbia
trepábamos en ella como lagartijas. Sucedía entonces
algo extraño:
                el barro seco en nuestra piel
acercaba todo nuestro cuerpo al paisaje:
                el paisaje era de barro.
En ese momento
la piedra no era impermeable ni dura:
                era el lomo de una gran madre
que acechaba camarones en el río. Ay poeta,
otra vez la tentación
                de una inútil metáfora. La piedra
era piedra
y así se bastaba. No era madre. Y sé que ahora
asume su responsabilidad: nos guarda
en su impenetrable intimidad.

Mi madre, en cambio, ha muerto
                y está desatendida de nosotros.

miércoles, 10 de septiembre de 2025

Mark Strand



Cazando ballenas


Cuando las manchas de plancton
bullían hacia la bahía de Santa Margarita
y las playas se coloreaban de rosa,
desde la casa, en la loma,
vimos comer a las ballenas,
embrollando las redes
en su juego,
y las jorobas de las espaldas
elevarse en saltos limpios
sobre las vastas praderas del océano.

Día tras día
encerrados, esperamos la desaparición
del plancton putrefacto.
Su olor inundaba incluso al viento
y los bueyes parecían atontados
al traer la paja desde la falda
de nuestra colina.
Pero el plancton seguía entrando
y las ballenas no se iban.

Fue cuando comenzó la cacería.
Los pescadores se embarcaron
y persiguieron a las ballenas,
y mi padre y mi tío
y también los niños fuimos.
La espuma de nuestra estela se hundía pronto
en el agua agitada por el viento.

Las ballenas salieron allí cerca.
Sus frentes eran inmensas,
las puertas de sus caras estaban cerradas.
Antes de hundirse alzaron
sus colas en el aire
y las abatieron golpeando.
Hacían espumear el mar,
tras ellas se abrían
caminos brillantes.

 Aunque no vi sus ojos
los imaginaba
como los de los enlutados,
brillantes, llorosos,
mirándonos, alejándose
bajo sábanas de sal oscureciendo.

Paramos el motor y esperamos
que las ballenas salieran nuevamente;
el sol se ponía
pintaba de salmón fastuoso las playas empedradas.
Un viento frío nos azotaba la piel
y cuando por fin oscureció
y parecía que las ballenas se habían retirado
mi tío, ya sin miedo,
disparó, sin apuntar, al cielo.

Tres millas mar adentro
en la fluida oscuridad,
bajo los sorprendidos ojos de la luna,
el motor no encendía
y regresamos en un pequeño bote.
Mi padre tuvo que traernos
encorvado sobre los remos. Lo veía
arrebatado por el esfuerzo, bogando
contra la marea, el pelo abrillantado por la sal.
Vi la luz de la luna derramarse levemente
y volar sobre sus hombros
y el mar y la brisa
súbitamente plateados.

No habló en todo el trayecto.
Al acostarme a medianoche
imaginé a las ballenas
debajo de mí
deslizándose sobre las lomas
enyerbadas de las profundidades;
sabía dónde estaba y me atraían,
hacia abajo y hacia abajo
de las aguas susurrantes
del sueño.


Silvina Ocampo

Castigo

Transformará Minerva tus cabellos
en serpientes y un día al contemplarte
como en un templo oscuro, con destellos,
seré de piedra, para amarte.

lunes, 8 de septiembre de 2025

William Carlos Williams

 La flor amarilla


Si debo hablar, ¿qué diré?
                ¿Qué he encontrado cura
                               para los enfermos?
No hallé ninguna 
                cura,
                               más que esta flor torcida:
con solo
                mirarla
                               los hombres sanan.
Es a esta flor
                a la que todos cantan
                               secretamente
sus himnos. ¡Esta es aquella
                sagrada
                                flor!

Y ¿cómo es posible?
                ¿Una flor retorcida
                               y oscura? Es una
flor de mostaza,
                y aun menos:
                               apenas un ramillete
sobre el tallo deforme
                y de hojas carnosas,
                               detrás del vidrio,
en este tiempo helado.

Una flor desgarbada
                e impropia
                               del clima;
¿cómo es que ha
                conseguido tenerme
                               aquí, boquiabierto
inmóvil frente a esta ventana,
                en medio del frío,
                               sin más
voluntad, sin ojos
                para que no sean
                               sus torcidos
pétalos amarillos    .    ?

Que esta apariencia
                aunque extraña
                               para mí
es común está claro:
                existen flores como esta,
                               con hojas así, que crecen
en sus climas
                originarios.

Y entonces, ¿por qué la tortura
                y la fuga a través
                               de la flor? Es como si
Miguel Ángel
                hubiese tomado de ella   
el tema de sus Esclavos
—y quizás así fue.
                Y ¿no hizo él
                               florecer el mármol?
Estoy triste
                como lo estaba él
                               a su manera heroica.
Pero además
                tengo ojos
                               para ver  
y si bien presienten mi ruina
                y la de todo
                               lo que amo, descubren
también
                en mis ojos
                               y mis labios
y mi lengua el poder 
                para liberarme
                               y para hablar de ello, igual
que Miguel Ángel, en sus manos,
                notó un poder similar
                               si bien mayor.

En suma, he ahí los
                torturados cuerpos
                               de
los esclavos y
                el torturado cuerpo
                               de mi flor
que no es siquiera una flor de mostaza
                sino apenas una flor irreconocible
                               y extraña
que yo he de naturalizar
                y aclimatar
                               y hacer mía.