martes, 27 de agosto de 2024

Pino Betancor

 BALADA A NORMA JEAN
 


Rubia como la luz te descubrimos 

un día, Norma Jean, y eras la luz. 
Cuerpo desnudo en la más pura desnudez. 
Los ojos azules, tan azules, de niña abandonada. 

Pobre, pequeña Norma, tan sencilla, 

como una rebanada de pan recién cocido, 
como un vaso de leche dulce y tibia, 
con tu risa de flor y limonada. 

Creciste pobre y bella, e ignorante. 

Para nuestro recreo y para tu desgracia. 
Te desnudaron aún más, hasta la última 
piel, sinceramente tuya, pura y cálida. 

Te pusieron un nombre nuevo, una nueva risa, 

diferente a la tuya, limpia y clara. 
En tus suaves labios, pintados de granate, 
la voz sonaba falsa. 

Te cubrieron de pieles, de ceñidos vestidos, 

Chanel nº 5, satén y muselinas. 
Visiones y ambiciones de pequeña estarlet. 
Pobre, pequeña , dulce Norma Jean, 
detrás de toda aquella mentira luminosa 
te estaban enterrando. 

Nosotros te mirábamos en la pantalla grande. 

Hermosa, tan hermosa, como una rosa extraña. 
Reías y cantabas y movías el cuerpo 
como te habían dicho que lo hicieras. 

Mas todo era un engaño. 

Tú eras más verdadera en tu belleza 
con tu rostro desnudo de maquillaje y sombras, 
con tu cuerpo de niña que creció demasiado. 

Te descubrimos tarde, ay, demasiado tarde. 

(Sólo el cabello rubio, bajo la tela blanca), 
y ese día, estremecidos y sin voz lloramos, 
oh dulce Norma Jean, y rogamos por ti.

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