Lluvia hacia la mañana
La gran jaula de luz se ha roto en el aire,
liberando, creo, cerca de un millón de pájaros
cuyas salvajes sombras en ascenso no regresarán,
y todos los cables vienen cayendo.
Sin jaula, sin pájaros que espanten; la lluvia
se abrillanta ahora. Es pálida la cara
que probó el rompecabezas de su prisión
y lo resolvió con un beso inesperado,
cuyas pecosas manos, sin sospechar, plantaron.
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