Del otro lado
Fueron por los mismos lugares:
El claustro, el vasto patio hermoso
Donde el reloj seguía midiendo a otros el tiempo,
El corredor, el jardinillo
Y, entrados a la casa,
Subieron los peldaños que él pisara.
De él los dos iban hablando.
Si él pudiera oírles, no se reconociera
En nada: extraño en el paraje,
Sus actos y su vida, comentados,
Aún no menos extraños. Las palabras de otros
El mito involuntarias tejen
De un existir cuando ya ausente o ido.
Si extraño todo, también acaso menos duro
Su existir se diría, como si ya dotado
De aquella suerte fácil para muchos
Que antes les envidió, a pesar de su dicha
Más rara en disfrutar de las horas soleadas.
Llegados a la puerta del que fuera su cuarto,
Ocupado por otro, detenidos un punto,
Silenciosos un punto, escuchar parecían
Como si fuera a hablarles el ausente,
Aunque estuviera ya, apaciguado, sin conciencia,
En el segundo adonde al fin reposan los amigos.
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