EL CIELO HA BORRADO SUS INDICIOS
En blanco firmamento,
entre rosáceas nubes,
la luna blanca asciende.
Ni un vencejo distrae
el incesante dar y recibir
en el vacío de la luz,
túnica que desnuda
de lastre los sentidos.
El alma que la acoge
se eleva en su envoltura
a la espera de las rosas de fuego
que arranca el alba
al corazón del astro,
para en ellas arder sin consumirse.
No hay comentarios:
Publicar un comentario