sábado, 30 de abril de 2022
Anne Sexton
viernes, 29 de abril de 2022
jueves, 28 de abril de 2022
miércoles, 27 de abril de 2022
Miguel d'Ors
Pequeño testamento
Os dejo el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos,
las hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas,
los rinocerontes, que son como carros de combate,
los flamencos como claves de sol de la corriente,
las avispas, esos tigres condensados,
las fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna,
las cataratas del Niágara con su pose de rubia platino,
los edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,
la Vía Láctea y los ruyseñores conplidos.
Os dejo las autopistas
que exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta,
el Cántico espiritual, los goles de Pelé,
la catedral de Chartres y los trigos ojivales,
los aleluya de oro de los Uffizi,
el Taj Mahal temblando en un estanque,
los autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa
con racimos de negros y animales felices.
Todo para vosotros, hijos míos.
Suerte de haber tenido un padre rico.
De Curso superior de ignorancia
martes, 26 de abril de 2022
lunes, 25 de abril de 2022
Miguel Hernández
domingo, 24 de abril de 2022
Alexis Díaz Pimienta
ANGULO CERO
Una esquina terrible y una esquina feliz
sólo se diferencian en los ojos del hombre que la cruza
o en las manos de quien regresa del utópico
otro lado de la esquina.
Los peatones reflexionan en la esquina
sobre la eternidad del próximo paso.
Los cojos se detienen, los ciegos se detienen,
los ancianos miden el día por las esquinas que descuentan,
las novias no aceptan que las citen si no es en cierta esquina
(un mismo novio en cada esquina de la ciudad es otro.)
Los perros orinan mejor en las esquinas.
Los gorriones, con migajas y esquinas son felices.
Los suicidas nacen en las esquinas.
Los divorciados lloran.
Los locos sueltan la risa como un conejo mágico.
El mundo es sólo eso: una esquina redonda.
Y el universo un dédalo de esquinas mal trazadas
con transeúntes extraviados e inermes.
Todo tiene su esquina engañosa:
los edificios, los árboles, las hembras,
las canciones de amor, las corbatas de uso,
la misa, el eco, el pan intacto:
todo tiene su esquina para caerse boca arriba.
Y hubo épocas de esquinas incendiarias,
esquinas de rituales, de suplicios, de adulterios.
Y hubo héroes de esquina, santos de esquina,
ídolos y líderes con una esquina al hombro.
Y, finalmente, todos somos una esquina de tiempo:
un infinito cruce de fechas alternas.
sábado, 23 de abril de 2022
Frida Kahlo
viernes, 22 de abril de 2022
María Victoria Atencia
GODIVA EN BLUE JEANS
Cuando sobrepasemos la raya que separa
la tarde de la noche, pondremos un caballo
a la puerta del sueño y, tal Lady Godiva,
puesto que así lo quieres, pasearé mi cuerpo
-los postigos cerrados- por la ciudad en vela...
No, no es eso, no es eso; mi poema no es eso.
Sólo lo cierto cuenta.
Saldré de pantalón vaquero (hacia las nueve
de la mañana), blusa del "Long Play" y el cesto
de esparto de Guadix (aunque me araña a veces
las rodillas). Y luego, de vuelta del mercado,
repartiré en la casa amor y pan y fruta.
Lady Godiva de John Collier |
jueves, 21 de abril de 2022
Vicente Huidobro
miércoles, 20 de abril de 2022
Clara Janés
martes, 19 de abril de 2022
Joan Margarit
Edith Piaf - Non, je ne regrette rien
lunes, 18 de abril de 2022
Rafael Alberti
domingo, 17 de abril de 2022
La dama y el vagabundo
Ingredientes para dos personas
- 200 gr de carne molida de res
- 200gr de spaghetti
- 200 ml de salsa de tomate
- 50 gr de pan duro
- 30 ml de leche
- 2 cda queso rallado
- 1 huevo
- Aceite extra virgen
- Ajo y cebolla
- Sal, pimienta
Preparación
1.Lavar los tomates. Practicarles dos cortes en forma de cruz en la base, escaldarlos 1 minuto y escurrirlos. Dejarlos templar, pelarlos y trocearlos.
2.Pelar y picar la cebolla y el ajo. Rehogar la primera 10 minutos en una sartén con tres cucharadas de aceite. Añadir el ajo y los tomates. Salpimentar, aromatizar con el perejil y sofreír 10 minutos más.Para las albóndigas:
3.Quitar la corteza del pan y desmenuzarlo. Mezclarlo con la carne, el huevo batido, el ajo pelado y picado, perejil, sal y pimienta. Remover hasta incorporarlos totalmente.
4.Coger porciones de la mezcla de carne y formar las albóndigas. Dorarlas en aceite bien caliente y escurrirlas. Agregarlas a la salsa y dejarla cocer 10 minutos más.
La Dama y el Vagabundo
sábado, 16 de abril de 2022
Herman Hesse
viernes, 15 de abril de 2022
jueves, 14 de abril de 2022
Francisca Aguirre
miércoles, 13 de abril de 2022
Fabio Morábito
martes, 12 de abril de 2022
lunes, 11 de abril de 2022
León Felipe
Que Lástima
León Felipe por Héctor Alterio
¡QUÉ LÁSTIMA!
¡Qué lástima
que yo no pueda cantar a la usanza
de este tiempo lo mismo que los poetas que hoy cantan! ¡Qué lástima
que yo no pueda entonar con una voz engolada
esas brillantes romanzas
a las glorias de la patria!
¡Qué lástima
que yo no tenga una patria!
Sé que la historia es la misma, la misma siempre, que pasa desde una tierra a otra tierra, desde una raza
a otra raza,
como pasan
esas tormentas de estío desde esta a aquella comarca. ¡Qué lástima
que yo no tenga comarca,
patria chica, tierra provinciana!
Debí nacer en la entraña
de la estepa castellana
y fui a nacer en un pueblo del que no recuerdo nada; pasé los días azules de mi infancia en Salamanca,
y mi juventud, una juventud sombría, en la Montaña. Después... ya no he vuelto a echar el ancla,
y ninguna de estas tierras me levanta
ni me exalta
para poder cantar siempre en la misma tonada
al mismo río que pasa
rodando las mismas aguas,
al mismo cielo, al mismo campo y en la misma casa. ¡Qué lástima
que yo no tenga una casa!
Una casa solariega y blasonada,
una casa
en que guardara,
a más de otras cosas raras,
un sillón viejo de cuero, una mesa apolillada
y el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla.
¡Qué lástima
que yo no tenga un abuelo que ganara
una batalla,
retratado con una mano cruzada
en el pecho, y la otra en el puño de la espada!
Y, ¡qué lástima
que yo no tenga siquiera una espada!
Porque..., ¿Qué voy a cantar si no tengo ni una patria, ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón viejo de cuero, ni una mesa, ni una espada? ¡Qué voy a cantar si soy un paria
que apenas tiene una capa!
Sin embargo...
en esta tierra de España
y en un pueblo de la Alcarria
hay una casa
en la que estoy de posada
y donde tengo, prestadas,
una mesa de pino y una silla de paja.
Un libro tengo también. Y todo mi ajuar se halla
en una sala
muy amplia
y muy blanca
que está en la parte más baja
y más fresca de la casa.
Tiene una luz muy clara
esta sala
tan amplia
y tan blanca...
Una luz muy clara
que entra por una ventana
que da a una calle muy ancha.
Y a la luz de esta ventana
vengo todas las mañanas.
Aquí me siento sobre mi silla de paja
y venzo las horas largas
leyendo en mi libro y viendo cómo pasa
la gente a través de la ventana.
Cosas de poca importancia
parecen un libro y el cristal de una ventana
en un pueblo de la Alcarria,
y, sin embargo, le basta
para sentir todo el ritmo de la vida a mi alma.
Que todo el ritmo del mundo por estos cristales pasa cuando pasan
ese pastor que va detrás de las cabras
con una enorme cayada,
esa mujer agobiada
con una carga
de leña en la espalda,
esos mendigos que vienen arrastrando sus miserias, de Pastrana, y esa niña que va a la escuela de tan mala gana.
¡Oh, esa niña! Hace un alto en mi ventana
siempre y se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
¡Qué gracia
tiene su cara
en el cristal aplastada
con la barbilla sumida y la naricilla chata!
Yo me río mucho mirándola
y la digo que es una niña muy guapa...
Ella entonces me llama
¡tonto!, y se marcha.
¡Pobre niña! Ya no pasa
por esta calle tan ancha
caminando hacia la escuela de muy mala gana,
ni se para
en mi ventana,
ni se queda a los cristales pegada
como si fuera una estampa.
Que un día se puso mala,
muy mala,
y otro día doblaron por ella a muerto las campanas.
Y en una tarde muy clara,
por esta calle tan ancha,
al través de la ventana,
vi cómo se la llevaban
en una caja
muy blanca...
En una caja
muy blanca
que tenía un cristalito en la tapa.
Por aquel cristal se la veía la cara
lo mismo que cuando estaba
pegadita al cristal de mi ventana...
Al cristal de esta ventana
que ahora me recuerda siempre el cristalito de aquella caja tan blanca.
Todo el ritmo de la vida pasa
por el cristal de mi ventana...
¡Y la muerte también pasa!
¡Qué lástima
que no pudiendo cantar otras hazañas, porque no tengo una patria,
ni una tierra provinciana,
ni una casa
solariega y blasonada,
ni el retrato de un mi abuelo que ganara
una batalla,
ni un sillón de viejo cuero, ni una mesa, ni una espada, y soy un paria
que apenas tiene una capa...
venga, forzado, a cantar cosas de poca importancia!
León Felipe |
domingo, 10 de abril de 2022
sábado, 9 de abril de 2022
Garcilaso De la Vega
viernes, 8 de abril de 2022
Alfonsina Stormi
¿Y vendrás tú? Por mis jardines vuelan
ya las primeras mariposas.
Sobre las rosas,
velan
de noche los cocuyos
entre los yuyos.
Sonríen las estrellas
pálidamente bellas.
¿Y vendrás tú? Se cubren
alegres, mis floreros
de madreselvas.
Anda por los largos canteros
la risa azul del nomeolvides
y se cargan las vides.
Selvas
tengo en el corazón;
árboles gruesos
prietos de ramas;
yuyos, retamas,
flores de malvón,
pájaros en las ramas,
todo eso tengo en el corazón.
¿Y vendrás tú?
Mis manos
fabricaron panales.
Yendo de rosa en rosa recogí miel;
hice linos; no recuerdo de males.
El lecho mío es blanco
y es Primavera. Huele
bien, el alto barranco
mojado por la ría.
Desde el mar que diviso
¿Vendrá tu vela?
Vuela,
Primavera es gacela
fugitiva
y furtiva,
¡Vuela!