Te
extraño y tú lo sabes,
pero
tal vez no sepas todo lo que encierran dos palabras.
Quiero
decir, te extraño,
y
mis ojos ignoran como ajenos todo cuerpo que pasa
porque
tienen grabados en sus pupilas el fuego de tu cuerpo.
Quiero
decir, te extraño,
y
digo que tus labios y tu lengua son el confín de mis palabras,
ahí
termina el verbo y comienzo levemente a ser origen,
y
solo quiero caer por tu vientre plano con un hambre insaciable.
Te
extraño y tú sabes
que
dos palabras no pueden contener lo que te digo
cuando
mi brazo aferra tu cintura fieramente
y
tu pecho en mi pecho se estremece jugando a reinventarnos,
hasta
que solo queda este hallazgo de íntima geografía que nos une.
De
Fulgor sin lastre (inédito)
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