Dame la mano, ven, gocemos de estas horas.
Hay una
intensidad irrepetible
-sé que no
lo parece- en su lento transcurso,
en su luz
que declina.
Tratemos de hacer nuestra la misteriosa hondura
que ya
conoce el tiempo;
el íntimo
fulgor, la plenitud que un día
tendrán,
en la nostalgia.
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