VAYA
CON DIOS, MI AMOR
Y cuando cada tarde te acercabas
a cualquier sinfonola, invariablemente
a escuchar nuestro
amor nunca existió
y ya lo ves
nos falta fe, diríase
que has comprendido al fin, que pierde rienda
el corazón, y tregua el ejercicio
de soledad.
¡Qué puta estás saliéndome,
cariño mío!
O cuánto miedo tienes,
no a la fragilidad de los destinos
y al precio amargo de la felicidad
(que nunca viste a Greta sollozando
“I want to be alone”, ni a Vivien Leigh
en el Puente de Waterloo,
ni al negro que tenía el alma blanca
tocando en love-back,
en la penumbra,
El
tiempo pasará)
Sino tan sólo, simplemente, miedo.
De “Nueve
novísimos poetas españoles”
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