Tan sólo una mirada...
y el camino del goce está trazado,
la interna llamarada
todo el cuerpo ha cimbrado,
y el corazón quedó petrificado.
Después la mano leve
en el misterio del amor se inicia;
por dentro fuego llueve,
es mortal la caricia,
se confunde el temor con la delicia.
La carne ya no lucha;
a dar toda su esencia está dispuesta.
Solamente se escucha
una tenue protesta,
que unos labios clausuran por respuesta.
Y empieza el cataclismo,
es violado el más íntimo secreto,
la sangre es un abismo
que obliga a estar inquieto
al subterráneo, hipócrita esqueleto.
Los ojos han huido,
la voz perdió de súbito su aliento,
ya no escucha el oído, cesó todo aspaviento:
se eternizó el amor por un momento.
De "Otro libro de amor"
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