TRANSMUTACIÓN DE LA ENERGÍA
El aire sofocante del verano
es el medio por el que se propaga
esta extraña energía de la vida,
que a veces amenaza con borrarnos:
pasa una moto lejos, tal vez una pareja,
buscando un sitio oculto
donde follar en calma,
o vete a saber quiénes;
cerca, en la calle, ríe
un grupo de vecinos,
comentarios obscenos, griterío soez,
la vorágine absurda y cotidiana;
el eco de un ladrido, las vigas de madera,
que crujen, como si lamentasen
lo que tienen que oír y lo que han visto.
Una pequeña selva inextricable.
Tú acechas en la sombra,
te preguntas, insomne,
cuánto tiempo te han dado
antes de que el azar dé con tus huellas,
antes de que el azar se te abalance,
antes de que el azar tire la puerta abajo
y que la vida, enloquecida, ruja,
en tu oído, implacable, hasta borrarte.
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