Tu boca
Yo hacía una divina
labor, sobre la roca
creciente del orgullo. De la vida lejana
algún pétalo vivo voló en la mañana,
algún beso en la noche. Tenaz
como una loca,
seguía mi divina labor
sobre la roca,
cuando tu voz que funde como sacra campana
en la
nota celeste la vibración humana,
tendió su lazo de oro al borde de
tu boca;
-¡Maravilloso nido del
vértigo, tu boca!
Dos pétalos de rosa abrochando un abismo...-
Labor, labor gloriosa, dolorosa y liviana;
tela donde mi espíritu se fue tramando él mismo
tú quedas en la
testa soberbia de la roca,
y yo caigo sin fin en el sangriento
abismo!
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