Un punto y aparte
para calmar el temblor de mi cuerpo y sonreírte al tiempo que me das de beber
del vino espumoso en una copa. Borro mis interrogaciones. Toda una antesala
para retomar tus comas y regalarme la humedad de tu boca y la suavidad de tu
respiración en mis orejas, cuello, nuca, hombros; atacar con puntos y comas
nuevamente para buscar con tu dedo un clítoris congestionado, pasar tu lengua
entre esos labios escondidos y saborear mis secreciones —robármelas entre guiones—
y atizar de nuevo en mi centro ardiente ocupándolo, sosteniendo el ascenso
¡inminente! con signos de exclamación, la eyaculación inevitable... hasta
acabar con los puntos suspensivos y vaciarte todo en mí y desplomarte
extenuado, aliviado y amoroso en mi cuerpo complacido.
De nuevo un punto y
aparte para dormir sobre mi pecho y poner punto final al entrecomillado
"acto" que en este caso es un hecho amoroso sin ningún viso de
actuación.
Si estoy equivocada,
felicito tu dominio de la puntuación.
Punto final.
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