Canario
La voz quemada de Billie Holiday
poseía sombras tantas como luces,
un candelabro afligido contra un piano brillante,
y la gardenia era su firma bajo esa cara arruinada.
(Ahora estás improvisando, tamborilero a bajista,
cuchara mágica, agula mágica.
Toma todo el día, si te necesita
– con tu espejo y tu pulsera de canto.)
El hecho es que el invento de la mujer sitiada
ha sido por el bien de afilar el amor en servicio de mito.
Si no puedes ser libre, sé un misterio.
Billie Holiday |
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