Para podar rosales
Para podar rosales
meto las manos
en los guantes de jardinero de mi padre
como quien acaricia el rescoldo de una ausencia.
Doy un tijeretazo limpio
que pronuncia un sonido concluyente
y me obligo a pensar
en la belleza incógnita
que nos concederá, quizá, la primavera.
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