ARIA
Allí donde nos volvemos, en la tormenta de las rosas,
está la noche iluminada de zarzas, y el trueno
del follaje, tan silencioso entre los arbustos,
nos sigue ahora de cerca.
Donde sea que se extinga lo que inflaman las rosas,
nos arrastra la lluvia al río. ¡Oh, noche más lejana!
Pero una hoja, que nos alcanzó, flota sobre las olas
y nos sigue hasta la desembocadura.
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