domingo, 30 de mayo de 2021

Pedro Garcia Cabrera

Islas del despertar 

Basta de ser colillas apagadas 
del cenicero de los mares. 
Ombligos de la sed, 
sólo un placer de humanidad nos puede. 
Vivimos como ardemos y pensamos, 
con nuestro sentimiento de volcanes 
y la melancolía de estar solas. 
La pirotecnia de un amor de fondo 
nos acelera el ir aunque parezca, 
de tan veloz, cronómetro parado. 
Esperar no es un fin. 
Borrón y cuenta nueva a la molicie 
de rumiar soledades. 
Nuestro malotaje de esperanzas 
no oculta el puño de la rebeldía. 
Y hemos roto el pijama del silencio. 
Ni somos descendientes 
de una lengua cortada 
ni queremos sudar hiel y vinagre 
ni seguir siendo súbditas 
de una feria de olvidos. 
No deseamos otras pertenencias 
que no sean las alas de los vuelos. 








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