Cumpleaños de amor
Que el tiempo
no alterase
esa franca sonrisa,
el cabello a su aire,
ni la piel
tersa como corteza
de un fruto comestible.
Que nunca se volcase
-como un alud de espuma
sucia por la resaca
de la vida-
sobre ti el resquemor,
la mala envidia de la impotencia,
ese residuo acre que los años
destilan.
Que fueses siempre
así,
lo que tú eres,
cálida lluvia de ternura
y fuego
dentro del corazón,
pese a los años,
pese al desgaste imsomne
de esta lucha perdida
de esta angustia prendida
cada vez
cada vez
más del alma...
Que fueses,
simplemente,
el pelo al viento
y la mirada limpia.
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