LA SÍLABA
Toda la mañana anduve en busca de una sílaba.
Poca cosa, ya sé: una vocal,
una consonante, casi nada.
Pero sólo yo sé
la falta que me hace.
Por eso la busqué tan obstinadamente.
Sólo ella podía protegerme
del frío de enero, del ardor
del verano. Una sílaba.
Una única sílaba.
La salvación.
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