A
VECES SUCEDE
Me
senté
en
la terraza.
El
silencio
era
absoluto.
Veía
encenderse
y
apagarse
las
luces interiores
de
las casas.
Un
viento suave,
húmedo,
me
acariciaba
el
rostro...
Es
el mundo
-me
dije-,
y
es un lugar
maravilloso.
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