MUJERES
Seamos indulgentes, confundámoslas, concedámosles las sobras;
Pero depositémoslas en el suelo, bien cerca de la suela de nuestros zapatos,
Para que puedan ver nuestra indiscutible supremacía:
Que trabajen duro,
Que cobren menos,
Que se preparen mejor,
Que no tengan hijos.
Y, quizás, solo quizás, tendrán a su alcance la minúscula oportunidad
De no vivir a la intemperie, al cielo raso; ¡pero hagámoslo bien!:
Finjamos que de ellas es el mundo porque son diosas,
Ofrezcámosles, señores, unas migajas;
Ofrezcámosles, señores, algo con que resignarse.
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