EN EL SUPERMERCADO
Cualquier lugar es bueno para el odio,
hasta el supermercado. «¿Por qué compras
esto en lugar de aquello? ¿Estás de oferta
o qué? ¿Crees que soy tonto y que no oigo
las cosas que te dice el pescadero?
Me aburro. No te aguanto. No te olvides
la botella de ginebra. ¡Ah, no,
déjate de comida preparada!
Aprende a cocinar como mi madre.»
“Cuando tú aprendas a comerme el coño.”
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