Ya no tengo edad de volverme loca de amor por ti
y, sin embargo, a veces, mientras te pienso,
me equivoco y echo a remojo las palabras
en lugar de los garbanzos
y luego pongo pimienta en ellas
en lugar de sazonar la carne.
No sé, digo yo si durará mucho este desatino,
pero mientras dura
voy inventando guisos nuevos
para poder degustarte
y he empezado a escribir un libro de cocina.
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