Todo y nada
El poema es
un eco,
una huella,
una jaula entreabierta
al vaivén del humo.
El latido,
es una frontera,
un semáforo.
(Sístole es la caricia de un baobab
diástole, el suspiro de una piedra.)
La palabra es una trinchera
de pétalos punzantes.
Los párpados cerrados
son las puertas del cielo y del infierno,
y son el camino a mis orillas mecidas.
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