Sin embargo, conviene recordar que al llegar el amor se hace el verano,
la vida entera se convierte en playa,
y en todos los hoteles de la tierra no hay más que un solo día
cuyas alas se tocan entre sí, pues lo esencial es siempre mutuo,
y el corazón crece continuamente,
crece comunicándose
como el olor recoge cuanto encuentra a su paso
y siendo lo más leve lleva al mundo en el aire.
Diario de una resurrección (1979)
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