Dormimos espalda contra espalda
respetando cada uno
la tierra de los sueños del otro.
Al despertar nos citamos
en el puesto fronterizo.
Allí aprendemos entre brumas
que dos exiliados hacen un país.
respetando cada uno
la tierra de los sueños del otro.
Al despertar nos citamos
en el puesto fronterizo.
Allí aprendemos entre brumas
que dos exiliados hacen un país.
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