NIÑO MIRANDO EL TIEMPO
Todo espacio es esplendor, es amplitud
para la luz que lo contempla. Sílice,
umbral, reflejo suave y envolvente, el tiempo:
Lascas soleadas, ensombrecidas
por gozosas texturas. Planos de líquida
quietud.
Estancias hondas, refulgentes, que acogen con una alegre fugacidad. Refugio
cálido
y envolvente, el tiempo
se abre y se extiende, encendido, jovial,
ante los ojos deslumbrantes del niño.
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