miércoles, 24 de febrero de 2021

Mary Oliver

Una historia de verano 

Cuando el colibrí
hunde su pico
en la trompeta de la parra
en el embudo

de las flores
y su lengua
se hunde
palpitante

me enciendo
otra vez, me sorprendo:
pequeñas cosas, a nuestro alcance
existen en el mundo

que no están hechas
de oro
ni de poder —
que nadie posee

ni puede comprar
ni con una montaña de dinero —
que simplemente
flotan sobre el mundo

o vagan por el campo
o en los jardines
o en lo alto de las parras
y aquí estoy

perdiendo el tiempo
como quien dice, mirando
hasta que la mirada se vuelve sentimiento
y entonces, siento que soy yo misma

un pequeño pájaro
terriblemente hambriento
con su piquito explorando y sumergiéndose
y un corazón latiendo urgente

casi a punto de romperse —
soy el hambre y el alivio
y también las hojas y las flores
y, como ellas, estoy llena de goce, y me sacudo.



summer story 

When the hummingbird
sinks its face
into the trumpet vine
and the funnels

of the blossoms,
and the tongue
leaps out
and throbs,

I am scorched
to realize once again
how many small, available things
are in the world

that aren’t
pieces of gold
or power–
that nobody owns

or could buy even
for a hillside of money–
that just
float about the world,

or drift over the fields,
or into the gardens,
and into the tents of the vines
and how here I am

spending my time,
as the saying goes,
watching until the watching turns into feeling
so that I feel I am myself

a small bird
with a terrible hunger
with a thin beak probing and dipping
and a heart that races so fast

it is only a heartbeat ahead of breaking
and I am the hunger and the assuagement
and also I am the leaves and the blossoms,
and, like them, I am full of delight and shaking


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