Uno puede recontar sus momentos de felicidad, aunque no siempre pueda explicarlos y no a todos les resulten deseables. Quien se apasiona por el mar es feliz de sólo verlo, quien lo teme o le parece prescindible pasa frente a la orilla de su prodigio sin conmoverse. Quien juega a la lotería goza con el atisbo de un premio. Quien siente que su vida está signada por el azar vive jugando a la lotería y, entreverada con la diaria existencia, se va encontrando la felicidad.
A cualquier hora, como una gota de agua: en el aire o al fondo de un abismo.
(fragmento de la Conferencia "Mundo Luminoso",
Auditorio del Museo de la Cultura Maya, Chetumal, México, 29/04/11)
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