" Cómo
deseé ser aquella inocente pieza de acero inoxidable cuando se llevó la
cucharada de sopa a los labios. Habría cambiado toda la sangre de mi
cuerpo por medio litro de caldo vegetal. Déjame ser un taco de zanahoria
o un fideo para que me metas en tu boca. Tuve envidia del panecillo. La
miré partir y untar cada trocito con mantequilla, empaparlo lentamente
en el tazón, dejar que se volviera grueso y grávido, que se hundiese
bajo el peso rojo oscuro y que resucitara al glorioso placer de sus
dientes. "
Escrito en el cuerpo
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