Empecé a fumar para pedirte fuego.
Para encontrar un motivo. Para.
¿Tienes fuego? Te pregunté.
Sí. Dijiste. Llevaste la mano al bolsillo.
Sujetaste el mechero. Todo plateado.
Te acercaste e hiciste una concha con la mano derecha.
Eras zurdo, como el corazón.
Ahora. Dijiste.
Y acerqué el cigarro a la llama.
Ya está. Y sonreíste.
¿Te importa que te acompañe? Preguntaste.
No, claro que no. Claro que no.
Hace frío. Dijiste. Y frotaste las manos.
El cigarro siempre calienta.
Sí. Tosí.
¿Estás bien? Preguntaste.
Estoy muy bien.
Perfecto. Dijiste. Y sonreíste.
Aquel café es acogedor. ¿No tomas nada?
Un té sería bueno para la tos. Preguntaste. Y dijiste.
Sí, un té sentaría bien. Me estaba apeteciendo.
Parece que acerté. Dijiste. Y ahí sonreí yo.
Tomamos un café y de inmediato hicimos planes de vida
Que marcharon mal, inmediatamente mal.
Empecé a fumar para pedirte fuego.
Para soportar el frío.
Descubrí que no moriría
Ni de cáncer de pulmón, ni de amor,
sino de la propia muerte, el fuego se apagó mal
y el café cerró las puertas. Para siempre.
LUME
Comecei a fumar para te pedir lume.
Para arranjar um motivo. Para.
Tens lume? Perguntei-te.
Sim. Disseste. Levaste a mão ao bolso.
Engatilhaste o zippo. Todo prateado.
Abeiraste-te e fizeste concha com a mão direita.
Eras canhoto, como o coração.
Agora. Disseste.
E levei o cigarro até à chama.
Já está. E sorriste.
Importas-te que te acompanhe? Perguntaste.
Não, claro que não. Claro que não.
Está frio. Disseste. E esfregaste as mãos.
O cigarro sempre aquece.
Sim. Tossi.
Estás bem? Perguntaste.
Estou muito bem.
Óptimo. Disseste. E sorriste.
Aquele café além é acolhedor. Não tomas nada?
Um chá fazia bem à tosse. Perguntaste. E disseste.
Sim, um chá calhava bem. Estava mesmo a apetecer-me.
Parece que adivinhei. Disseste. E aí sorri eu.
Tomámos chá e de imediato fizemos planos de vida
Que correram mal, imediatamente mal.
Comecei a fumar para te pedir lume.
Para passar o frio.
Descobri que não viria a morrer
Nem de cancro pulmonar, nem de amor,
mas da própria morte, mal o lume se apagou
e o café fechou as portas. Para sempre.
Ana Salomé
Conoces a Ana Salome Rojas Pacheco?
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