domingo, 31 de marzo de 2024

Alda Merini

La Tierra Santa

He conocido Jericó.
he tenido también yo mi Palestina,
las murallas del manicomio
eran las murallas de Jericó
y una charca de agua infectada
nos ha bautizado a todos.
Ahí adentro eramos hebreos
y los Fariseos estaban arriba
y allí estaba también el Mesías
confundido en la multitud:
un loco que aullaba al Cielo
todo su amor por Dios.

Todos nosotros, rebaño de ascetas
eramos como los pájaros
y cada tanto una red
oscura nos aprisionaba
pero íbamos a las misas
las misas de nuestro Señor
y Cristo Salvador.

Fuimo lavados y sepultos,
olíamos a incienso.
Y después, cuando amábamos
nos hacían los electroshocks
porque, decían, un loco
no puede amar a nadie.

Pero un día dentro del sepulcro
tabién yo fui reanimada
y también yo como Jesús
he tenido mi resurrección,
pero no subí a los cielos
descendí al infierno
desde donde vuelvo a mirar atónita
las murallas de la antigua Jericó.


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