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HAPPY BIRTHDAY , MS MAcLAINE
Besé sus ojos, sus labios, mi boca bajó a lo largo de su pecho y rozó el ombligo infantil, el bello animal, el sexo, donde su corazón latía a golpecitos; su olor, su calor me emborrachaban y sentí que mi vida me abandonaba, mi vieja vida con sus preocupaciones, sus fatigas, sus recuerdos gastados.
NO VI TU MAR...
No vi tu mar, apenas lo entreveo
en la delgada orilla de mi río.
No caminé, como si tú, Neruda,
por calles rectas en Valparaíso.
Mas si supieras, Pablo, cuántos versos
en que nombraste a Chile yo he leído.
De casa en casa recorrí tu pueblo
tocando las veredas de tus libros.
Alegre canto el tuyo porque trae
la lluvia primeriza del estío.
Juntaste con tu voz la voz del hombre
que haciéndose a la mar se ha redimido.
Le diste miel al fruto de la tierra.
Cargaste sobre el hombro los racimos
de las morenas uvas y llevaste
vendimia de dulzura a los caminos.
En tantas ocasiones celebraste
la simple excusa de sentirte vivo,
y por vivir mejor, te diste, ufano,
a compartir con todos rojo vino.
De tanta fama tuya, don Neruda,
de tanta majestad de ser sencillo,
me queda un sólo canto, un verso sólo,
hojeado sin cesar: el hombre mismo.
Isla negra |
ODA A SALVADOR DALÍ
Una rosa en el alto jardín que tú deseas.
Una rueda en la pura sintaxis del acero.
Desnuda la montaña de niebla impresionista.
Los grises oteando sus balaustradas últimas.
Los pintores modernos en sus blancos estudios,
cortan la flor aséptica de la raíz cuadrada.
En las aguas del Sena un ice-berg de mármol
enfría las ventanas y disipa las yedras.
El hombre pisa fuerte las calles enlosadas.
Los cristales esquivan la magia del reflejo.
El Gobierno ha cerrado las tiendas de perfume.
La máquina eterniza sus compases binarios.
Una ausencia de bosques, biombos y entrecejos
yerra por los tejados de las casas antiguas.
El aire pulimenta su prisma sobre el mar
y el horizonte sube como un gran acueducto.
Marineros que ignoran el vino y la penumbra,
decapitan sirenas en los mares de plomo.
La Noche, negra estatua de la prudencia, tiene
el espejo redondo de la luna en su mano.
Un deseo de formas y límites nos gana.
Viene el hombre que mira con el metro amarillo.
Venus es una blanca naturaleza muerta
y los coleccionistas de mariposas huyen.
Cadaqués, en el fiel del agua y la colina,
eleva escalinatas y oculta caracolas.
Las flautas de madera pacifican el aire.
Un viejo dios silvestre da frutas a los niños.
Sus pescadores duermen, sin ensueño, en la arena.
En alta mar les sirve de brújula una rosa.
El horizonte virgen de pañuelos heridos,
junta los grandes vidrios del pez y de la luna.
Una dura corona de blancos bergantines
ciñe frentes amargas y cabellos de arena.
Las sirenas convencen, pero no sugestionan,
y salen si mostramos un vaso de agua dulce.
¡Oh, Salvador Dalí, de voz aceitunada!
No elogio tu imperfecto pincel adolescente
ni tu color que ronda la color de tu tiempo,
pero alabo tus ansias de eterno limitado.
Alma higiénica, vives sobre mármoles nuevos.
Huyes la oscura selva de formas increíbles.
Tu fantasía llega donde llegan tus manos,
y gozas el soneto del mar en tu ventana.
El mundo tiene sordas penumbras y desorden,
en los primeros términos que el humano frecuenta.
Pero ya las estrellas ocultando paisajes,
señalan el esquema perfecto de sus órbitas.
La corriente del tiempo se remansa y ordena
en las formas numéricas de un siglo y otro siglo.
Y la Muerte vencida se refugia temblando
en el círculo estrecho del minuto presente.
Al coger tu paleta, con un tiro en un ala,
pides la luz que anima la copa del olivo.
Ancha luz de Minerva, constructora de andamios,
donde no cabe el sueño ni su flora inexacta.
Pides la luz antigua que se queda en la frente,
sin bajar a la boca ni al corazón del bosque.
Luz que temen las vides entrañables de Baco
y la fuerza sin orden que lleva el agua curva.
Haces bien en poner banderines de aviso,
en el límite oscuro que relumbra de noche.
Como pintor no quieres que te ablande la forma
el algodón cambiante de una nube imprevista.
El pez en la pecera y el pájaro en la jaula.
No quieres inventarlos en el mar o en el viento.
Estilizas o copias después de haber mirado,
con honestas pupilas sus cuerpecillos ágiles.
Amas una materia definida y exacta
donde el hongo no pueda poner su campamento.
Amas la arquitectura que construye en lo ausente
y admites la bandera como una simple broma.
Dice el compás de acero su corto verso elástico.
Desconocidas islas desmiente ya la esfera.
Dice la línea recta su vertical esfuerzo
y los sabios cristales cantan sus geometrías.
Pero también la rosa del jardín donde vives.
¡Siempre la rosa, siempre, norte y sur de nosotros!
Tranquila y concentrada como una estatua ciega,
ignorante de esfuerzos soterrados que causa.
Rosa pura que limpia de artificios y croquis
y nos abre las alas tenues de la sonrisa
(Mariposa clavada que medita su vuelo).
Rosa del equilibrio sin dolores buscados.
¡Siempre la rosa!
¡Oh, Salvador Dalí de voz aceitunada!
Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros.
No alabo tu imperfecto pincel adolescente,
pero canto la firme dirección de tus flechas.
Canto tu bello esfuerzo de luces catalanas,
tu amor a lo que tiene explicación posible.
Canto tu corazón astronómico y tierno,
de baraja francesa y sin ninguna herida.
Canto el ansia de estatua que persigues sin tregua,
el miedo a la emoción que te aguarda en la calle.
Canto la sirenita de la mar que te canta
montada en bicicleta de corales y conchas.
Pero ante todo canto un común pensamiento
que nos une en las horas oscuras y doradas.
No es el Arte la luz que nos ciega los ojos.
Es primero el amor, la amistad o la esgrima.
Es primero que el cuadro que paciente dibujas
el seno de Teresa, la de cutis insomne,
el apretado bucle de Matilde la ingrata,
nuestra amistad pintada como un juego de oca.
Huellas dactilográficas de sangre sobre el oro,
rayen el corazón de Cataluña eterna.
Estrellas como puños sin halcón te relumbren,
mientras que tu pintura y tu vida florecen.
No mires la clepsidra con alas membranosas,
ni la dura guadaña de las alegorías.
Viste y desnuda siempre tu pincel en el aire
frente a la mar poblada de barcos y marinos.
¡La hemos vuelto a hallar!...
¡La hemos vuelto a hallar!
¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.
Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.
Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..
Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.
Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.
¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.
Contigo
No estás tan sola sin mí.
Mi soledad te acompaña.
Yo desterrado, tú ausente.
¿Quién de los dos tiene patria?
Nos une el cielo y el mar.
El pensamiento y las lágrimas.
Islas y nubes de olvido
A ti y a mí nos separan.
¿Mi luz aleja tu noche?
¿Tu noche apaga mis ansias?
¿Tu voz penetra en mi muerte?
¿Mi muerte se fue y te alcanza?
En mis labios los recuerdos.
En tus ojos la esperanza.
No estoy tan solo sin ti.
Tu soledad me acompaña.
NO HABLEMOS
Y que las voluntades primeras
permanezcan
gigantes y sin forma
sin ningún camino
para el mundo de los hombres.
"A veces no necesitamos que alguien nos arregle, a veces, solo necesitamos que alguien nos quiera, mientras nos arreglamos nosotros mismos."
En Creta
Donde el Minotauro reina
Me bañé en el mar
Hay una rápida danza que se baila frente a un toro
En la antiquísima juventud del día
Ninguna droga me embriagó me escondió me protegió
Solo bebí retsina vertiendo en la tierra la parte que pertenece a los dioses
De Creta
Me adorné con flores y mastiqué el amargor vivo de las hierbas
Para totalmente despierta comulgar con la tierra
de Creta
Besé el suelo como Ulises
Anduve en la luz desnuda
Devastada estaba yo misma como la ciudad en ruinas
Que nadie reconstruyó
Pero en el sol de mis patios vacíos
La furia reina intacta
Y penetra conmigo en el interior del mar
Porque pertenezco a la estirpe de quienes se sumergen con los ojos abiertos
Y reconocen el abismo piedra a piedra anémona a anémona flor a flor
Y del mar de Creta por dentro es completamente azul
Ofrenda increíble de primordial alegría
Donde el sombrío Minotauro navega
Pinturas olas columnas llanuras
En Creta
Completamente despierta atravesé el día
Y anduve por el interior de los palacios rojos y vehementes
Palacios sucesivos y roncos
Donde se yergue la respiración de susurrada tiniebla
Y nos miran pupilas semiazules de penumbra y terror
Inmanentes al día:
Anduve por el palacio dual de enfrentamiento y combate
Donde el príncipe de los Lirios yergue sus gestos matinales
Ninguna droga me embriagó me escondió me protegió
El Dioniso que baila conmigo en la ola no se vende en ningún mercado negro
Sino que crece como flor de aquellos cuyo ser
Sin cesar se busca y se pierde se desune y se reúne
Y esta es la danza del ser
En Creta
Los muros de ladrillo de la ciudad minoica
Están hechos de barro amasado con algas
Y cuando me volví hacia atrás de mi sombra
Vi que era azul el sol que tocaba mi hombro
En Creta donde el Minotauro reina atravesé la ola
Con los ojos abiertos totalmente despierta
Sin drogas y sin filtro
Solo vino bebido frente a la solemnidad de las cosas:
Porque pertenezco a la estirpe de aquellos que recorren el laberinto
Sin perder jamás el hilo de lino de la palabra
LA HISTORIA DE CADA PERRO
Tengo una cama, la mía propia.
Es justo de mi tamaño
y a veces me gusta dormir solo
con mis ojos llenos de sueños.
Pero algunas veces los sueños son oscuros y violentos
y horribles
y me despierto y tengo miedo, aunque no sé por qué.
Pero ya no puedo dormir más
y las horas pasan demasiado lento.
Salto a la cama entonces donde la luz de la luna
brilla en tu rostro
y sé que pronto será mañana.
Todo el mundo necesita un lugar seguro.
En compañía de los monstruos
Pronto se hizo evidente (desde mi adolescencia) que había nacido para vivir entre los monstruos.
Durante mucho tiempo fueron terribles, luego dejaron de ser terribles y tras una gran virulencia, poco a poco se atenuaron. Finalmente se volvieron inactivos y yo vivía serenamente entre ellos.
Era la época en que otros, aún insospechados, empezaban a formarse y un día se presentarían ante mí, activos y terribles (pues si debieran surgir para ser ociosos y estar atados, ¿quién piensa que alguna vez se mostrarían?), pero después de haber ennegrecido todo el horizonte, llegaban a atenuarse y yo vivía entre ellos con ánimo ecuánime y era una gran cosa, sobre todo habiendo amenazado con ser tan detestable, casi mortal.
Aquellos que a primera vista eran tan desmesurados, infectos, repugnantes, adquirían una delicadeza en el contorno tal que, a pesar de sus formas imposibles, uno casi los hubiera introducido en la naturaleza.
Esto lo causaba la edad. Sí. ¿Y cuál era el signo seguro de su estadio inofensivo? Muy sencillo. Ya no tenían ojos. Librados de los órganos de la detección, sus rostros, aunque monstruosos de forma, sus cabezas, sus cuerpos ahora ya no inquietaban más que los conos, esferas, cilindros o volúmenes que la naturaleza ofrece en sus peñascos, sus piedras y en muchos otros de sus dominios.
Gata Cattana |
METÁFORAS poesía de Sylvia Plath
METÁFORAS
Adivíname: nueve sílabas
tengo, elefante, casa grande,
melón con sólo dos tentáculos.
¡Oh fruta, marfil, leño fino!
Dinero nuevo en este bolso.
Soy medio, escena, vaca grávida.
Comí muchas manzanas verdes.
Del tren en que voy nadie baja.-