domingo, 28 de mayo de 2023

Paul Celan

Nana

Sobre las lejanías de las lúgubres llanuras
me alza mi estrella a tu sangre entusiasta.
La pena que ambos vivimos ya no conjetura
el que aliviado en el crepúsculo descansa.

¿Cómo debe, dulce mía, yacerte y acunarte,
para que su alma la nana dormidera corone?
Nunca donde hay sueño y los amantes yacen
tuvo antes un silencio tan insólito acorde.

Ahora que sólo pestañas las horas limitan
se manifiesta la vida de la oscuridad.
Cierra, amada, los ojos que rutilan.
Nada más sea mundo que tu boca al brillar.


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